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El obispo de Chiang Mai fue a recoger arroz con sus feligreses campesinos y explica lo que aprendió

"Trato de entender a los agricultores y de promover al mismo tiempo las enseñanzas de la Iglesia en el campo social, para que también los campesinos puedan contribuir y llegar a un pleno desarrollo humano, al bien común de las familias y de la entera nación".

Así cuenta su experiencia directa en los campos tailandeses, monseñor Francis Xavier Vira Arpondratan, obispo de Chiang Mai, a Catholic News Agency (Cna), junto a los trabajadores de la tierra.


El prelado de la diócesis septentrional de Tailandia, zona prevalentemente agrícola y habitada por tribus montañesas, quiso ponerse en primera persona, junto a su "grey" para confirmar la importancia que tiene la agricultura en esa zona.


La economía de la diócesis se basa en gran parte en la agricultura; además, en las regiones de montaña faltan recursos de base como el agua corriente y la electricidad, además de los medios modernos de comunicación, de las calles a las infraestructuras.


Hablando de su propia experiencia, subraya que en primer momento "quería ayudar" a los campesinos, luego "una monja me dio coraje, preguntándome: "¿por qué no trabaja con nosotros?".


El trabajo en el campo del obispo fue fuente de inspiración, tanto para los agricultores como para los catequistas de la diócesis de Chiang Mai y contribuyó en el desarrollo de un gran sentido de solidaridad y colaboración entre los locales y los grupos étnicos.


"Conocen la situación económica de Europa- cuenta- y que no podemos pedir ayuda a los europeos. Tenemos que hacer entender a nuestra gente- prosigue- que es necesario una ayuda recíproca a nivel local, no el de recibir ayuda del extranjero".


Arpondratana, de 58 años, fue ordenado sacerdote en la arquidiócesis de Bangkok en 1981 y siempre desarrolló su ministerio pastoral en la capital, para luego transferirse al norte en el año 2009, con su consagración como obispo.


"Deseo estar con la gente- explica- para poderla entender mejor" y este discurso vale en particular con las 6 comunidades tribales- Akta, Lahu, Mien, Karen, Hmong y Lisu- que viven en la diócesis. Y justamente las lenguas tribales representan "uno de los primeros desafíos" del episcopado.


Por ahora hay casi mil catecúmenos, que siguen el catecismo en espera del bautismo, "si bien la lengua y la falta de sacerdotes, que sepan hablar el idioma local es para nosotros siempre un problema de fondo".


Los catequistas representan "un puente" para superar dificultades, distancias e incomprensiones debidas a las dificultades de comunicación. Y en este contexto, así como lo era en la capital, "el rol de los laicos se vuelve indispensable". Al final, el prelado puso entre las prioridades los viajes al interior de la diócesis para poder visitar el mayor número de comunidades.


"Siento que debemos aún alcanzar el sentido pleno de nuestra misión- concluye mons. Arpondratana- porque no hemos todavía alcanzado un nivel tal como para poder caminar solos"


En el país el grupo étnico más difundido es el Thai (75%), seguido por el chino (14%) y otros (11%). La lengua oficial es el thai, mientras el inglés es considerado como una lengua de elite.



El budismo theravada es la religión principal, practicada por el 83% de la población
, le sigue una minoría islámica (9%), y los cristianos (0,7%).


Según el Departamento de asuntos religiosos, la comunidad católica cuenta con unos 300.000 fieles, un 0,46%.



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