Deseó morir a los pies de la Virgen

He recibido la primera carta contando la vida de un sacerdote ejemplar. Aquí está íntegra y textual:

"Querido en Cristo Tomás de la Torre:

Soy lectora de Religión en Libertad, me hace mucho bien ver cómo Dios actúa hoy en tantos lugares lejanos para mi además de sentir Su amor que no pasa en mi propia vida.

Que no ha sido fácil ciertamente pero si feliz, pese a haber perdido 6 embarazos espontáneamente, el Señor nos regaló 5 hijos maravillosos y nos quitó el menor el 2 de julio de este año y sin duda está mejor que nosotros ahora y Él sabe sacar bueno aún de lo malo para gloria de su nombre.

El Padre Omar Mangado fue mi catequista en el Colegio de la Inmaculada Concepción, Montevideo, Uruguay, durante los 4 años de Liceo, de 1947 a 1950 inclusive, a`pesar de su trabajo como Secretario del entonces Cardenal Barbieri, Arzobispo de Montevideo..

Acostumbraba empezar la confesión así: "Hijita querida, ¿qué has hecho de bueno para alegría del Señor y nuestra?" Su teoría era que la confesión era para fortalecer nuestro ejercicio de las virtudes que nos

ayudan a vivir la vida en Dios y que por eso debíamos acentuarlas. Después si confesar los pecados y el ánimo de enmienda para no volver a alejarnos de Dios en el futuro.

Luego conoció a mi novio y nos casó, bautizó a 3 de nuestras hijas y mientras estaba celebrando la Misa tuvo un infarto y cayó a los pies del altar de la Iglesia del Carmen y cuando fueron a ayudarlo pidió que lo dejaran morir a los pies de la Virgen. No lo hicieron y falleció camino al hospital. Acababa de nacer nuestro 4º hijo al que no pudo bautizar ni, menos al 5º.

El recuerdo de sus palabras acercándonos a Dios me acompaña y ayuda ahora en mi hacer de catequista en mi Parroquia.

Que el Señor lo bendiga y lo guarde a él y a usted. Y gracias por su artículo en Religión en Libertad que me animó a escribirle sobre mi querido Padre Mangado,

Rocío de Blanco, amgd"

Con este testimonio se demuestra que este Blog Semblanzas Sacerdotales era necesario y es de los amigos lectores y para los amigos lectores. Así que sigan enviando lindos textos como el presente.

Tomás de la Torre Lendínez