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Desde Roma contemplando la mies

 Escribo desde Roma, en donde me encuentro participando en un cursillo de formacion junto con otros 43 sacerdotes. No es la primera vez que vengo a la Ciudad Eterna, pero Roma siempre es nueva. Tiene la novedad de lo eterno. De aqui partieron muchos de los Apostoles a sembrar la semilla del Reino. Y aqui murieron casi todos. “Si el grano de trigo no muere, queda infecundo” dice el Senor. Y desde aqui se ve todo el campo de la Iglesia como una inmensa llanura cuajada de mies, y con escasez de brazos para segar. Viene bien recordar estas palabras de Jesus: Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12


En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino. En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa." Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros." En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: "Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca." Os digo que en aquel Día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad. (Lc. 10,1-29).

         El Papa Benedicto lo comenta asi: Jesús envía a setenta y dos discípulos a la gran mies que es el mundo, invitándoles a rezar para que el Señor de la mies, mande obreros a su mies; pero no les envía con medios potentes sino "como corderos en medio de lobos", sin bolsa ni cayado, ni sandalias. San Juan Crisóstomo, en una de sus homilías, comenta: Siempre que seamos corderos, venceremos y aunque estemos rodeados de muchos lobos, conseguiremos superarlos. Pero si nos convertimos en lobos, seremos derrotados, porque nos faltará la ayuda del Pastor. Los cristianos no deben ceder nunca a la tentación de convertirse en lobos entre lobos; el reino de paz de Cristo no se extiende con el poder, con la fuerza, con la violencia sino con el don de uno mismo, con el amor llevado al extremo, también a los enemigos. Jesús no vence al mundo con la fuerza de las armas, sino con la fuerza de la Cruz, que es la verdadera garantía de la victoria. Y esto tiene como consecuencia para quien quiere ser discípulo del Señor, su enviado, el estar preparado para la pasión y para el martirio, para perder la propia vida por Él, para que en el mundo triunfe el bien, el amor, la paz. Esta es la condición para poder decir, entrando en toda realidad: "Paz a esta casa". Benedicto XVI, 26 de octubre de 2011.

         Desde el centro de la cristiandad pido a Dios que envie obreros, sacerdotes, que atiendan a tantas almas que estan necesitando a Dios, muchas veces sin saberlo. En mi Diocesis de Cartagena (Espana) se han ordenado estos dias 11 nuevos sacerdotes. Gracias a Dios. ìCuantas almas van a recibir de sus manos el alimento necesario! Tambien tendran que sufrir como todos. Les vendra bien que recemos un poco por ellos en estos momentos  que estrenan su sacerdocio para que esa ilusion que tienen en su alma no les falte nunca. Lo digo yo que estoy cumpliendo mis Bodas de Oro sacerdotales con alegria y agradecimiento

Un saludo desde la Ciudad de San Pedro.

Juan Garcia Inza

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