Jesús recorría ciudades y aldeas, enseñando y anunciando el Evangelio
La gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «Las mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Señor Jesús, de corazón lleno de amor, no podrás sino compadecerte de todas las gentes con enfermedades y carencias. Mira también hoy a tantas personas que sufren en su cuerpo y a las que carecen de los cuidados de buenos pastores. Favorecenos a todos, tanto como necesitamos y según tu entrañable misericordia.
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