La lógica del beneficio y un mercado divinizado no deben regir la gestión del trabajo, avisa el Papa
Mientras el Santo Padre caminaba por el pasillo central, las personas más cercanas a las vallas le daban la mano, le pedían la bendición y le entregaban algunos presentes. Francisco, de forma cariñosa y cercana, se detenía especialmente con los niños.
Tal y como explicó el propio Papa, en la serie de catequesis sobre la familia, va a dedicar tres catequesis a las actividades que marcan el ritmo de la vida familiar: la fiesta, el trabajo y la oración.
Tras profundizar en la fiesta la semana pasada, esta mañana el Pontífice ha hablado del trabajo.
Así, en el resumen de la catequesis que él mismo hace en español ha indicado:
“Queridos hermanos y hermanas: En la catequesis de hoy reflexionamos sobre el trabajo y la familia. Como se puede leer en el libro del Génesis, el trabajo pertenece al proyecto de Dios en la creación”. El mismo Jesús era conocido como el “hijo del carpintero”.
El trabajo --ha segurado-- es algo propio de la persona humana, y expresa su dignidad de criatura hecha a imagen de Dios. Por eso, “la gestión del trabajo supone una grande responsabilidad social, que no se puede dejar a merced de la lógica del beneficio o de un mercado divinizado, en el que con frecuencia se considera a la familia como un peso o un obstáculo a la productividad”, ha indicado el Santo Padre.
Asimismo, ha subrayado que “un trabajo que se aparta de la alianza de Dios con el hombre, y no respeta sus cualidades espirituales, tiene consecuencias negativas que golpean a los más pobres y a las familias”. De este modo, ha advertido que “la misma vida civil y el hábitat natural terminan corrompiéndose”.
Finalmente, el Papa ha afirmado que en esta coyuntura, “las familias cristianas tienen la gran misión de manifestar los aspectos esenciales de la creación de Dios, como son la identidad y el vínculo del hombre y la mujer, la generación de los hijos, el trabajo que cuida la tierra y la hace habitable”.
A continuación, Francisco ha saludado a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Así, ha invitado a pedir a la Virgen María que interceda “por todas las familias, y especialmente por las que sufren a causa del desempleo y la crisis, para que se les ayude a cumplir su importante misión en la Iglesia y en el mundo”.
Para finalizar la audiencia general, el Santo Padre ha dedicado unas palabras a los enfermos, los jóvenes y los recién casados. Así, ha recordado que hoy celebramos la memoria litúrgica de san Juan Eudes. “Su devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María os enseñe, queridos jóvenes, la necesidad de su intercesión en el camino espiritual”, ha pedido. Igualmente ha deseado que anime a los enfermos “a afrontar con fe los momentos de sufrimiento” y estimule a los recién casados “a educar con amor a los hijos con los que el Señor quiera donarnos”.
El Obispo de Roma, también ha recordado que mañana la Comunidad de Taizé cumple 75 años. “Deseo dirigir mi saludo, acompañado de la oración, a los hermanos monjes, en recuerdo del amado fundador, el hermano Roger Schutz, del que precisamente hace tres días hemos recordado el décimo aniversario de la muerte”, ha dicho el Papa. De este modo, les ha deseado “buen camino” a la Comunidad de Taizé.
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