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El «malo» de «Regreso al futuro», un buen chico católico, humorista y pintor, habla de arte y de fe

El actor Tom Wilson se hizo famoso en el papel de los distintos “malos” de la trilogía de películas Regreso al Futuro: Biff Tannen, Griff Tannen y el pistolero Buford Perro Loco Tannen. Pegaba en la cabeza a Marty McFly (Michael J.Fox) y retorcía el continuo-espacio temporal usando el DeLorean de Doc Brown, viajando hasta el futuro (hasta 2015, la película original era de 1985) para lograr sus malvados objetivos.

En la vida real Tom Wilson no es malo en absoluto. Al contrario, es una combinación inusual de humorista, actor, pintor, músico, padre de familia, católico devoto y evangelizador.

Niño en la primera hornada de Renovación Carismática
Ha sido una persona de fe intensa desde su más joven adolescencia. Sus padres, aún estudiantes universitarios, formaron parte de la primerísima hornada la Renovación Carismática Católica en los campus de Estados Unidos, a finales de los años 60. “Por allí la Renovación Carismática Católica se contagiaba como fuego, entre los estudiantes de campus que buscaban un sentido real a la vida”, explica.

De niño iba con sus padres a los grupos de oración carismática de la Universidad de Villanova, en Pensilvania. Además, estudió en un colegio de las Hermanas de la Misericordia. Y en cuanto tuvo edad para asistir a campamentos y retiros carismáticos para adolescentes se apuntó. Le encantaban. También acudía a la oración semanal interdenominacional carismática en la abadía católica de Daylesford cada miércoles.

A los 13 años yo encontraba un gran consuelo en esos encuentros con mis nuevos amigos. Sentía que tenía un lugar donde pertenecía, un lugar donde adorar a Dios y también para pasarlo bien”.

Acudió, por ejemplo, al festival “Jesus 75” en una granja rural, con todos sus amigos carismáticos. Era una época bohemia y algo alocada, y devota a la vez.

“Los años 70 abrieron toda un nuevo panorama espiritual para los frikis de Jesús jóvenes, como yo. Había libertad para expresarse, grandes amistades, líderes espirituales a los que mirar, y unidad entre todos los que participaban. Era una experiencia ecuménica hermosa. Muchos cristianos de distintas denominaciones se juntaban para alabar a Dios. Empecé a entender lo que significaban las palabras de Jesús en Juan 17,21, cuando dijo: Que todos sean uno, Padre, como tú y yo somos uno”, explicó años después a la importante revista “Charisma”, cuyos lectores son mayoritariamente protestantes carismáticos y pentecostales.

Efusión del Espíritu y amor eucarístico
A los 15 años cursó el habitual seminario carismático de Vida en el Espíritu en la abadía de Daylesford. Oraron por él para recibir la efusión del Espíritu, un avivamiento de fe y dones del Espíritu Santo. Sabiendo que es un tema importante para los lectores de Charisma Magazine les explica: “Deseaba recibir el don de orar en lenguas. Durante una de las charlas del seminario nos lo explicaron. Me impusieron las manos y oraron por mí. Desde ese momento, estaba listo. Esa noche, con emoción, empecé a orar en lenguas. Encontré una nueva forma de adorar a Dios con mi boca y mi corazón”.

Otro fruto de esos años fue un intenso amor por la Eucaristía. “Yo de adolescente sabía ya que ir a la Eucaristía era el eje absoluto del cosmos, lo que daba sentido al mundo”, asegura en AngelusNews.com.

De debilucho con asma a actor alegre
Es curioso que Tom Wilson se hiciera famoso interpretando a un matón, porque en su infancia era debilucho y con problemas de asma y había brutos que se metían con él. Eso desapareció en la adolescencia, con sus amistades cristianas entusiastas.

Y en la universidad un monitor de teatro enseguida detectó sus dotes artísticas. Le animó a dedicarse al teatro. Sus padres, católicos alegres y bohemios, no le pusieron pegas, al contrario. Y desde los 19 años Tom Wilson empezó a ganar dinero en espectáculos de monólogos humorísticos como “El Club de la Comedia”, en Nueva York y otros escenarios teatrales.

Después dio el paso a la comedia de humor en TV en muchos programas de variedades. Participó en shows de improvisación con Robin Williams y Jin Carrey. Además de la saga de “Regreso al futuro” ha participado en otras 40 películas. ¡Y ha puesto voz a infinidad de capítulos y personajes de “Bob Esponja”! Es un cómico, vive de ello y se lo pasa muy bien.

Tom asegura que el artista, el juglar y el bufón tienen su función en una sociedad sana y está convencido de que dedicarse al espectáculo es para lo que Dios le creó. Ha reflexionado mucho sobre ello.

“Cuando una actuación se hace con buen arte, con gente comprometida, es algo asombroso, hermoso. Hay una cierta sacramentalidad, una santidad ahí… y Dios participa”, asegura.

El Cielo, donde nos comprenderán plenamente
Cree que hay también algo hermoso y sagrado en el agradecimiento del público, de aquellos que entienden y conectan con el artista. “Quizá parte del Cielo sea sentir que nos comprenden plenamente. Es un sentimiento que esperamos toda nuestra vida”, reflexiona.

“Cristo es nuestro Salvador pero también es nuestro Señor. Eso significa que lo escuchas y cuando dice ‘haz tal cosa’, la haces, y si dice ‘no la hagas’, no la haces. A menudo me pongo ante el Santísimo Sacramento y le pregunto: ¿hay algo más que debería hacer? Me gustaría que me respondiese: ‘Ortodoncia’ o ‘profesor de pilates’. Pero oigo que me dice: ‘Sigue así’. Parece que a Él no le molesta. Así que yo sigo”.

Pero ese “seguir” incluye bastante trabajo evangelizador. Su esposa es profesora de música en la escuela católica parroquial de Nuestra Señora de Gracia, en Encino, California. Sienten que enseñar música, himnos y villancicos al acercarse Navidad es un apostolado. “A ella le encanta. Muchas veces tenemos misa con los niños de la escuela y cantan canciones de fe. A veces, al acercarse la Navidad, pienso que todo lo que he hecho en mi vida era sólo para apoyarla a ella, para que ella enseñe a los niños a cantar canciones hermosas de Jesús”.

Tom también toca la guitarra, y durante años ambos esposos han ayudado con la música en su parroquia y también en encuentros de oración carismática. Tom incluso publicó un disco de canciones de alabanza titulado “In the name of the Father”.

Él, que tanto disfrutó en campamentos juveniles cristianos, colabora a menudo en los campamentos y encuentros de evangelización joven de LifeTeen, en los que la música y el humor son importantes.

Tom tiene 56 años, canta, actúa y últimamente incluso expone los cuadros que pinta, de estilo moderno, con cierta fijación en el tema pictórico de los juguetes viejos. Está muy agradecido a Dios. Tiene 56 años, lleva 30 años casado, ha tenido 4 hijos y los ha educado. Y mantiene su pasión espiritual.

“Quiero extender el amor y el gozo del Espíritu Santo y de Jesús a todo el mundo en mi esfera de influencia con tanta honestidad y coraje como pueda”, aseguraba en “Charisma Magazine”.

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