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Padre blanco



Ecclesia Digital

En la casa de Evere (Bruselas) de los Misioneros de África, los conocidos Padres Blancos, ha fallecido el misionero Pedro Burgos, después de 59 años de vida misionera. Nacido en 1929 en Burgos, hace su juramento misionero en Thibar (Túnez), y se ordena sacerdote en Cartago en 1957.

Un año después Pedro se encontraba ya en la parroquia de Muhanga, en Burundi, en la diócesis de Ngozi. En 1963 es enviado a España donde ejerce de capellán de las Hermanas Blancas en Logroño, superior en Madrid y miembro del Consejo Provincial de la congregación. En 1971 vuelve a Burundi, como vicario en Giteranyi. Vuelve después a la diócesis de su primera misión, Ngozi. Oficialmente como vicario en Ijene, aunque en realidad se instaló en Bunzogi cerca de los batwa, los pigmeos, población marginada dedicada sobre todo a la agricultura y a la alfarería.

Como afirman sus hermanos, los Padres Blancos, Pedro estaba en plena búsqueda. Durante años, soñaba con vivir en profundidad la opción preferencial por los pobres. Vive así “en condiciones reales de cercanía o inserción”. Junto a un alma gemela, la religiosa Doecita Van der Ven, de las Damas de María, que trabaja en Busiga, no muy lejos Bunzogi, se acercan a los batwa, a los pigmeos, los más pobres de los pobres en la sociedad de Burundi.

En 1974, se instala en Gatara buscando estar lo más cerca posible de este pueblo, especializado en la alfarería. Tras un año, Pedro tiene que volver a España, donde aprovecha para hacer cursos de cerámica, siempre con la vista puesta en acercarse al pueblo marginado de los batwa. Poco después parte para América latina, a Ecuador, hoy tristemente noticia por el terremoto. Se instala en la diócesis de Riobamba en la comunidad india de Nizag. Se une a esta misión la hermana Doecita. En su lucha por los derechos de esta comunidad ambos pasarán algún que otro día en la cárcel.

En 1982, ambos misioneros vuelven a África, a Ituri, con sus queridos pigmeos. Allí trabajarán durante 15 años ayudados por toros misiones, con un campo de apostolado que abarcaba dos parroquias. Vuelto a Europa, en Bélgica, seguirá con su misión cerca de los más pobres, trabajando con enfermos de sida, como capellán de una cárcel… Fruto, quizá, de su “alfarería” con los más pobres tuvo una faceta artística, con pequeños cuadros en los que los colores intentaron expresar su luminosidad interior. Como recuerdan sus hermanos de Bélgica: “Siempre le conocimos fiel al verdadero compromiso de su vida: la solidaridad vivida con los favoritos de Jesús, los más pobres”.

A inicios de 2015, tras una breve estancia en España, Pedro cayó gravemente enfermo. En septiembre su estado empeoró. Su tumba, en Varsenare, Bélgica, fiel a la tradición a de los Padres Blancos, de ser enterrados donde se muere.

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Invito a leer mi última novela:

Título: El cura que colgó los hábitos.

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