No al conformismo, Cristo nos hace alzar la mirada y soñar alto: el llamado del Papa a los jóvenes
El Papa llegó al lugar en un tranvía de línea, medio elegido para transmitir un mensaje ecológico a favor de la energía "limpia" y porque representa bien el transporte de muchas ciudades centroeuropeas. En el tranvía le acompañaban algunos jóvenes y niños con discapacidades a los que bendijo y con los que habló.
En el Parque el Pontífice recorrió sólo unos 700 metros en Papamóvil, saludando a los jóvenes mientras se sucedían himnos de otras JMJs y canciones como el Tango de la Misericordia, interpretado por la comunidad artístico-cultural Banuev, de Buenos Aires.
Dos pulmones: Oriente y Occidente
El encuentro incluyó danzas y cánticos, y el himno oficial, "Bienaventurados los Misericordiosos", con estrofas en varios idiomas. También se proclamó el Evangelio, leído en polaco y en eslavo eclesiástico, lengua que se usa en algunas liturgias bizantinas de Europa Oriental, en referencia a “los dos pulmones de la Iglesia de Europa”, Oriente y Occidente, de los que hablaba san Juan Pablo II.
Las coreografías y desfiles de banderas buscaban representar a distintos países. Además, cada continente contó con santos representativos: la ex-esclava sudanesa Santa Josephina Bakhita por África, Teresa de Calcuta por Asia, San Vicente de Paúl por Europa, la religiosa australiana Mary McKullop por Oceanía...
Las coreografías recordaban las Bienaventuranzas ("bienaventurados los misericordiosos, los pacificadores...") y mostraban santos y mártires jóvenes que las ejemplificaban, como los franciscanos asesinados en el s.XX en Perú por Sendero Luminoso, o Santa Eduvigis de Polonia, Santa Ines de Roma, el joven cristero de 14 años José Luis Sánchez del Río o el joven ugandés mártir de 13 años San Kizito...
Soñar a lo grande, con Cristo
Todos estos ejemplos de jóvenes heroicos en la fe servían para abrir paso a la predicación del Papa Francisco centrada en un tema: animar a los jóvenes a ser valientes, a atreverse a soñar cosas grandes...
"Le pedimos al Señor: lánzanos a la aventura de la misericordia", afirmó el Papa. "Las múltiples ocupaciones nos hacen ser como Marta: activos, dispersos, constantemente yendo de acá para allá...". Frente a todo eso, es Cristo el modelo que empuja a algo más elevado. "Jesucristo es quien nos mueve a no conformarnos con poco y a dar lo mejor de nosotros mismos".
"Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto", insistió. "Jesucristo es quien sabe darle verdadera pasión a la vida".
Contra el vértigo alienante
El Papa planteó dos opciones: por un lado, el vértigo de lo mundano. Por otro lado, la vida en abundancia que da Cristo. "¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos?", planteó.
Y expresó su tristeza por los jóvenes que no se atreven a soñar, que tiraron la toalla, que parecen ya "jubilados antes de tiempo".
Al encuentro de todos, con misericordia
Frente a todo ello insistió en el lema del encuentro: la Misericordia que todo lo transforma, porque "un corazón misericordioso sabe ir al encuentro de los demás, logra abrazar a todos, porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad".
En el vídeo del Centro Televisivo Vaticano (2 horas y media) se recoge el viaje de Cracovia a Blonia, la ceremonia, danzas, cantos, mensaje papal y oraciones
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