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San Quintín de Vermand, mártir.

San Quintín de Vermand, mártir. 31 de octubre.

Sus Actas, que son tardías, ficticias y de poco crédito, dicen que Quintín era compañero en la Galia de San Luciano de Beauvais, aunque nuestro santo predicó en Amiens. Allí estaba cuando supo de la persecución de Diocleciano y Maximiano. Era gobernador Rictovario (bajo él padecieron Santos Valerio y Rufino de Soissons (14 de junio y domingo posterior a Pentecostés, traslación de las reliquias) y Santos Crispín y Crispiniano (25 de octubre). Apenas supo el tirano que Quintín estaba cerca, mandó apresarlo.

Le interrogó sobre quien era y el santo le respondió: "Llevo el nombre de cristiano porque creo con el corazón y con la boca en la gloria de Cristo. Pero mis padres me dieron el nombre de Quintín".

Rictovario: "¿De que familia eres?"

Quintín: "Soy ciudadano romano, hijo del senador Zeno."

R: "¿Cómo es que uno que proviene de una raza noble ha adoptado una superstición como la de adorar a aquel que fue crucificado por los judios?"

Q: "La más alta nobleza consiste en conocer a Dios y obedecer sus mandamientos."

R: "Quintín, sal de este engaño, y sacrifica a los dioses."

Q: "No voy a sacrificar a tus dioses, que no son sino demonios."

R: "Si no sacrificas, te haré pasar crueles tormentos."

Q: "Prometo por mi Señor y mi Dios que no cumpliré tus órdenes. En cuanto a tus amenazas, yo no les temo. Haz tu voluntad para con mi cuerpo, pues encomiendo mi alma a Cristo".

Y Rictiovario ordenó que fuera azotado. Hasta aquí, tenemos un interrogatorio y un relato formal, como tantísimos que habría, en los que los cristianos se identificaban como tales. Algunos permanecerían firmes y otros flaquearían. Pero las supuestas actas de Quintín incurren en diversos milagros y algunos para nada históricos tormentos. Mientras que la flagelación era llevada a cabo, algunos soldados quedaron paralíticos y otros eran incapaces de coordinar los movimientos, como si borrachos estuvieran. Rictiovario, sorprendido, mandó que Quintín fuera echado en la prisión, pero allí le liberó un ángel y Quintín se fue a la plaza central de Amiens, donde comenzó a predicar a Cristo, como siempre hacía. Los guardias que le custodiaban, viendo aquello, se convirtieron a la fe.

Rictiovario lo detuvo y mandó le metieran en un caldero de aceite hirviendo, de donde salió ileso, como San Juan Ante Portam Latinam (6 de mayo). Luego mandó el gobernador le llenaran la boca de cal, hiel y vinagre para que no pudiera seguir predicando, pero en esto también salió invicto el santo mártir. Luego le llevó encadenado a Augusta Vermanduorum, la actual Vermand. Allí le puso en un potro lleno de clavos manos, rodillas y dedos, pero el santo ante este doloroso tormento solo redobló su fe y valentía, y oró ante todos, logrando numerosas conversiones. Como vieron que no lograban reducirle, ordenó Rictiovario que fuera decapitado, y aún con tanto dolor en su cuerpo, caminó alegremente hacia el sitio de su martirio. En el momento de serle cortada la cabeza, una paloma blanca salió de su garganta y voló al cielo, convirtiendo a otros muchos.

El cuerpo fue arrojado al río Somme y según la historia de las reliquias, estuvo 55 años en el río hasta que un ángel reveló a una viuda llamada Eusebia donde estaba el cuerpo del mártir. Ella lo recuperó y construyó una iglesia para guardarlo. Sería el origen de la posterior y bella iglesia de San Quintín. Allí en Vermand se hallan la mayoría de las reliquias del santo: cabeza, mandíbula, una mano, dientes y otros huesos. Otros se hallan dispersos por medio mundo.

Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los días del año". Octubre. R.P. JUAN CROISSET. S.J. Barcelona, 1863.
-"Vidas de los Santos". Tomo XII. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.

A 31 de octubre además se celebra a Santa Lucilla de Roma, mártir.

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