Dios y Willy Toledo
Hablar claro no tiene nada que ver con echar pestes, pero en la España actual se relacionan ambos conceptos porque la España actual no tiene a Cervantes como autor de cabecera ni a Lope como poeta de guardia ni a González Ruano como redactor jefe de opinión. De hecho, cualquier español se cree hoy capacitado para ejercer las funciones de redactor jefe de opinión. Lo que explica que Toledo crea sinceramente que lo que escribe contra Dios es ateísmo intelectual, cuando lo cierto es que utilizar un vocabulario de carretero no le capacita para convertirse en alternativa del camino, la verdad y la vida.
Ni siquiera para convertirse en actor. A lo que son como él los retrató bien Larra en uno de sus artículos de costumbres: es de los que suple lo que le falta de talento con lo que le sobra de descaro. Por eso destaca en la comedia. En la española, claro, no en la inglesa, ya que carece de la finura de David Niven, quien cuando interpretaba con una copa de coñac en mano lograba que el espectador abstemio simpatizara con la solera reservada. Pongan la copa en mano del activista y el resultado no será el mismo. Por no hablar del bigote londinense de uno y de la barba cubana del otro. O de sus respectivos discursos públicos. A Niven jamás se le habría ocurrido ajustar cuentas con Dios en el inodoro, que parece, por lo que le cunden allí las ideas, la mesa de despacho de Willy Toledo.
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