Nos mueve a buscar la comunión con los demás
La obra del Espíritu en el corazón de los hombres, a través del don del amor, posee un dinamismo eclesial, comunitario, popular. Por eso la Escritura pone en estrecha relación al Espíritu con el cuerpo místico fecundado por él (1 Corintios 12,13), o con la Iglesia-esposa (Apocalipsis 22,17). Pero además, la Escritura relaciona explícitamente al Espíritu con la "comunión" fraterna (2 Corintios 13,13) y con la unidad (Filipenses 2,1; 1 Corintios 12,3; Efesios 4,3-4).
El Espíritu, modelo ejemplar de nuestro amor, es el término del amor de dos Personas, es la inclinación en que culmina el amor del Padre y del Hijo. Por eso, el dinamismo del amor en el corazón del hombre, necesariamente mueve a buscar la comunión con los demás.
Pero si nosotros nos resistimos al encuentro con los demás y nos aislamos en nuestros propios intereses, terminaremos expulsando al Espíritu Santo de nuestras vidas, y nos quedaremos terriblemente solos por dentro.</span>
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