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El locoide psiquiatra de «Cheers» y «Frasier», en un acto provida junto a candidatos republicanos

Kelsey Grammer se incorporó a Cheers en la tercera temporada (1984) y ya no abandonó la serie hasta su final, en 1993. El público se encariñó con aquel doctor Frasier Crane tan petulante e irascible como entrañable, psiquiatra algo neurasténico y tan necesitado de compañía que la encontró entre aquellos extravagantes habituales del televisivo bar de Boston.

El papel tenía tanta fuerza que a los pocos meses dio lugar a un spin-off, Frasier, en el que Grammer ya era indiscutible protagonista junto a su no menos locoide hermano (David Hyde Pierce) y el atrabiliario padre de ambos (John Mahoney). Kelsey se enganchó así otros once años, hasta 2004, a una serie de éxito: de nuevo una comedia de situación, esta vez sobre la vida del doctor Crane en Seattle y su trabajo en la radio dando consejos personales a los oyentes.

Junto a esas dos décadas de gloria en la pequeña pantalla y bastantes voces dobladas (como el Actor Secundario Bob en Los Simpson), en la pantalla grande sus mejores trabajos han sido hasta ahora Abajo el periscopio (1996), donde interpreta al capitán del más destartalado submarino de la Marina, y El último voto (2008), con Kevin Costner, donde ejerce de lo que en realidad es: un convencido republicano.

Siempre apoyando al partido del elefante
En efecto, Grammer, que tiene ahora 60 años, nunca ha rehuido el posicionamiento político. Para las elecciones de 2008 apoyó a Rudolph Giuliani en las primarias y luego a John McCain, y para las de 2012 se decantó por Michelle Bachmann (la favorita del Tea Party) en las primarias pero luego respaldó a Mitt Romney. Y aunque en su vida ha habido de todo, desde cuatro matrimonios a problemas en algunas épocas con el alcohol y la cocaína, en el asunto del aborto su "no" rotundo ha ido haciéndose cada vez más explícito.

De hecho, este viernes acudió a la Convención Nacional por el Derecho a la Vida que se está celebrando en Nueva Orleáns, y que está siendo una auténtica pasarela de aspirantes a la nominación republicana para las elecciones de 2016, donde quien gane tendrá como más que probable rival a la abortista Hillary Clinton.

Ben Carson, un outsider con opciones
El candidato más rompedor, porque no es un político profesional, es el doctor Ben Carson, un neurocirujano de primer nivel que deslumbró a la opinión pública conservadora por su intervención ante Barack Obama en el Desayuno Nacional de Oración de 2013, donde planteó una alternativa a la estatista política presidencial en materia de impuestos, de educación o de sanidad.

Actualmente, Carson se sitúa en tercer lugar en la media de encuestas de RealClearPolitics, tras Jeb Bush y Scott Walker, y algún sondeo le ha dado ganador sobre Clinton por tres puntos. Es su punto fuerte: gusta al Tea Party, no suscita tanto rechazo como sus rivales entre los votantes demócratas... y es negro, lo cual puede atraer un voto que normalmente se decanta por los demócratas. Su debilidad es, precisamente, su independencia: difícil llegar hasta el final sin experiencia política ni el apoyo del aparato del partido.

Carson carece de miedo a las etiquetas: "Si eres provida", alegó hace dos años, "te llaman anti-mujer. Si defiendes la familia tradicional, te llaman homófobo. Si eres blanco y contrario a un negro progresista, te llaman racista. Si eres negro y contrario a la agenda progresista, te llaman loco. ¡Y si eres negro, provida y defensor de la familia tradicional, ya no saben qué llamarte! ¡Acabas en alguna lista de extremistas bajo vigilancia!".

Carson ha difundido a través de su cuenta en Twitter las fotografías que se hizo con Kelsey Grammer en la convención provida..

Compromisos provida de los aspirantes republicanos
Pero el actor también se dejó ver junto al resto de aspirantes presentes en la convención, como Marco Rubio (ex senador por Florida, segundo en las encuestas), Rick Perry (ex gobernador de Texas y uno de los políticos en activo con mejor currículum demostrado en la práctica de apoyo a la vida) y Rick Santorum (católico y, como Perry, ya aspirante en 2012, cuando tuvo que suspender su campaña por una grave enfermedad de una de sus hijas).

"Mi discurso hoy aquí", dijo Rubio en su intervención (de gran consistencia), "no es político, es definitorio. Define el tipo de sociedad que queremos tener".

"No es que yo crea que la vida empieza con la concepción", dijo Santorum, por su parte: "Es que sé que la vida empieza con la concepción. No es asunto debatible, no es un asunto de fe, no es un asunto de opinión".

En cuanto a Perry, que firmó una ley que obliga a la madre que va a abortar a ver una ecografía del feto, se mostró satisfecho con esa y otras medidas que implementó en Texas: "No creo que haya un arma más poderosa que la ecografía para proteger la vida de los inocentes".

Hace años Kelsey Grammer
se situaba entre los republicanos que, sin defender el aborto, tampoco se oponían especialmente a él. Que ahora haya querido estar junto a candidatos tan señalados, y en el seno de una convención inequívocamente provida y contraria a todo tipo de aborto, es un paso adelante en su posición provida. Queda ver ahora quién se gana su respaldo final cuando las primarias comiencen realmente a principios del año que viene.

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