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Invertir en bolsa con criterios católicos y ecológicos, según las indicaciones del Papa Francisco

El llamado del papa Francisco a adoptar medidas contra el calentamiento global ha desatado una nueva ola de activismo bursátil por parte de inversionistas católicos.

Hace unos meses, mientras el Papa preparaba su encíclica de 183 páginas en la que exhorta a que se dejen de usar en forma paulatina los combustibles fósiles, varias instituciones católicas en Estados Unidos, incluyendo universidades y órdenes religiosas, comenzaron a tomar medidas para desprenderse de acciones de empresas con una alta exposición al carbón y otras fuentes de energía que emiten gases de efecto invernadero.

También exigieron a compañías como Bank of America Corp., Kraft Foods Group Inc. y DuPont que revelen más información sobre sus emisiones de dióxido de carbono y el impacto ambiental de sus negocios.

Los católicos, que suman más de 1.000 millones en todo el mundo y son la religión organizada más grande de EE.UU., controlan cerca de US$150.000 millones en activos, según Daniel Nielsen, director de Christian Brothers Investment Services, una firma de gestión de inversiones de Chicago.

La encíclica, que cataloga al calentamiento global como una gran amenaza a la vida en la Tierra y pide medidas “urgentes y convincentes” para detenerlo, es “un campanazo de alerta para reconocer que el cambio climático es una crisis”, dijo Nielsen.

La hermana Nora Nash, una religiosa de las Hermanas de San Francisco, en las afueras de Filadelfia que se desempeña como directora de responsabilidad social corporativa de su orden, cree que la encíclica le ayudará a mantener la presión para que las empresas en su portafolio de inversiones revelen más información sobre su impacto ambiental.

“Nuestro planeta es frágil. En el corazón del mundo empresarial, sentimos que también podemos marcar una diferencia”, dijo.

La religiosa se reunió con representantes de la energética Chevron Corp. a mediados de junio para solicitarle a la empresa que revele más información sobre sus actividades de fracturación hidráulica en su estado y su impacto en las reservas de agua de la región.

Un portavoz de Chevron dijo que “apreciamos sus comentarios, al igual que los de otros accionistas”.

En las 250 compañías más grandes de Estados Unidos, los grupos católicos han presentado 12 propuestas relacionadas con temas ecológicos a los accionistas, frente a siete en 2014, según Proxymonitor.org, un sitio web patrocinado por el Centro para Políticas Legales del Manhattan Institute, un centro de estudios de políticas públicas.

Este movimiento aún no ha producido grandes cambios en las políticas ambientales en las empresas estadounidenses, ni ha evolucionado para convertirse en una campaña coordinada, pero está comenzando a tener impacto, aunque marginal.

Entre las propuestas de este año, los inversionistas religiosos le pidieron a las empresas que generen informes de sostenibilidad y riesgos relacionados con el cambio climático, que establezcan metas para sus emisiones de gases invernadero o que nombren a un director con experiencia en temas medioambientales.

Las Hermanas de los Santos Nombres de Jesús y María, que operan principalmente en Estados Unidos y Canadá, le solicitaron a Bank of America en mayo que presentara un informe sobre cambio climático.

El banco se opuso, asegurando en documentos presentados a los accionistas que un informe que detalle las emisiones y los riesgos a lo largo de todas sus actividades de préstamo, inversión y financiación “requeriría recursos considerables y no entregaría información útil”.

La entidad enfatizó que ya publica las emisiones de gases invernadero de su portafolio de empresas eléctricas en EE.UU. y señaló otros reportes, políticas y procedimientos para hacer frente al riesgo de cambio climático.

Una portavoz de Bank of America se abstuvo de hacer comentarios al respecto.

En reuniones de accionistas de finales de mayo, las Hermanas Dominicas de Caldwell le pidieron a Chevron y Exxon Mobil Corp. que suministren información más detallada sobre sus emisiones de dióxido de carbono.

Ese mismo mes, otra orden de Nueva Jersey, las Hermanas de la Caridad de Santa Isabel, le pidió a los otros accionistas del fabricante de químicos DuPont que apoyen una resolución para que la compañía monitoree los herbicidas que los agricultores usan con sus semillas.

Las compañías se opusieron a estas propuestas, asegurando en documentos presentados a los accionistas que la información está disponible en otras partes y que su publicación no sería un bueno uso de sus recursos. Los poseedores de entre 5% y 30% de las acciones en circulación de las empresas votaron a favor de las medidas.

DuPont se abstuvo de hacer comentarios más allá de los documentos presentados. Exxon envió ejecutivos a reunirse con representantes del Vaticano en mayo para analizar el cambio climático, dijo un portavoz.

Las directrices de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. estipulan que las instituciones católicas usualmente no inviertan en empresas que producen tabaco, armas de destrucción masiva o que hacen investigaciones con células madre, entre otras actividades.

Hasta un 30% de las compañías en bolsa no supera la aplicación rigurosa de tales estándares, asegura Jason Baron, quien asiste a los clientes de U.S. Trust, una filial de Bank Of America, a crear portafolios que cumplan con sus estándares de responsabilidad social. Una revisión igual de rigurosa de los criterios de emisiones de dióxido de carbono dejaría afuera a entre 12% y 15% o más de las empresas.

Por supuesto, los retornos atractivos también siguen siendo una meta para los fondos católicos. “No ayudamos a la gente a que duerma mejor de noche al perder dinero éticamente”, aclaró Baron.

Después de la publicación de la encíclica, Greg McIntire, gestor de portafolio de SEI Catholic Values Funds, quien administra US$170 millones en activos, comenzó a hacer planes para incluir la huella de dióxido de carbono en sus decisiones de inversión para sus clientes.

Georgetown University, una de las 225 universidades católicas de EE.UU., con un conjunto de activos de US$1.400 millones a junio de 2014, anunció el mes pasado que no volverá a invertir en compañías de carbón.

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