Header Ads

Digamos ya quién es el problema en el Sínodo

Vamos a dejarnos de milongas. Hay que decir ya quién es el auténtico problema del Sínodo de la Familia.

A punto de acabar el Sínodo, muchos temen que el Papa apruebe algo contrario al Magisterio de la Iglesia, y ven como un problema mayúsculo el hecho de que Francisco haya dado voz a obispos y cardenales que defienden tesis abiertamente contrarias a las enseñanzas católicas en lo referente al sacramento de la Eucaristía y del matrimonio: adulterio, comunión a divorciados, parejas homosexuales, personas que conviven sin estar casadas…

 

Pero, ¿es ése de verdad el problema? Que el Papa haya dado voz a quien defiende lo contrario a la ortodoxia ¿es el problema real del Sínodo? En mi opinión, rotundamente no.

 

El Papa ha destapado una herida infectada, que supura suciedades y apesta; pero el problema no es que él haya quitado una venda, sino que la pústula era supurante y mayor de lo que se pensaba.

 

El problema real es que hoy, en la Iglesia, hay obispos y cardenales, o sea, sucesores de los apóstoles que han aceptado incluso derramar su sangre por Cristo (de ahí viene el color púrpura que lucen) que están traicionando las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo. Hay obispos y cardenales que se ciscan en lo que dijo Jesús de Nazaret, el Mesías, el crucificado resucitado, el Hijo de Dios, el Dios hecho hombre. Y que quieren cambiar la enseñanza del Señor en un Sínodo, una asamblea que NO discute la doctrina, sino cómo aplicar pastoralmente la doctrina. Son obispos que hoy lo dicen a las claras en Roma, pero llevan años siendo infieles –o pensando como tales– en sus diócesis. No creo que lo hagan por ser tontos, ni por ser malos. Simplemente, han dejado de seguir al Maestro como el Maestro enseña que desea ser seguido.

 

El Magisterio de la Iglesia no es un invento que se haya sacado de la manga un grupo de curas reprimidos, sino la aplicación del Evangelio a la vida ordinaria de las personas, hecha por aquellos que quieren que las personas sean felices por vivir con Cristo, y que están asistidos por el mismo Señor según su promesa. Cambiar el Magisterio contraviniendo la enseñanza del Evangelio es ir contra Jesús. Punto. Y eso es lo que están haciendo algunos de los hombres que han recibido por mandato de Jesucristo la custodia y aplicación de ese mismo Evangelio. Que es Palabra de Dios.

 

So capa de bien, un grupo de obispos y cardenales (¡que no son mayoría!) que piden aval vaticano para mentir a las personas, y hacerlas vivir ignorantemente de espaldas a la verdad. Y la Verdad es Cristo. Quien viva despreciando la verdad de Dios, la verdad que salva, no podrá ser feliz. ¿Es eso lo que de verdad quieren los Kasper, Marx, etc.? A veces creo que el Papa debe mirar a más de un grupillo de obispos y cardenales y pensar lo de Romanones: «¡Joder, qué tropa!»

 

Ha hecho bien el Papa destapando el problema.

Ahora, hasta que se pronuncie el Papa con una exhortación post-sinodal, sólo hace falta que no se añada a la infidelidad de esos obispos otra infidelidad igual de dolorosa: la del pueblo de Dios, miembro del Cuerpo Místico de Cristo tanto como esos obispos y cardenales. ¿Y qué infidelidad sería esa? La de recelar del Papa, tan Sucesor de Pedro como todos los que le han precedido, y desconfiar de la asistencia del Espíritu Santo a su Iglesia. Esa desconfianza que lleva al temor, al desasosiego, a la falta de fe y, en el peor de los casos, a esperar secretamente una herejía pontificia para gritar: «¡Lo ves! ¡Ya había dicho yo que este Papa era un traidor!»

 

Recemos por el Sínodo. Confiemos en el Papa. Y demos gloria y alabanza a Dios, que nunca ha fallado a su promesa de no dejarnos solos, hasta el final de los tiempos. A fin de cuentas: ¿quién va a poder más? ¿Los Kasper Boys, o Cristo resucitado?

 

José Antonio Méndez

This entry passed through the Full-Text RSS service - if this is your content and you're reading it on someone else's site, please read the FAQ at http://ift.tt/jcXqJW.

No hay comentarios.

Con tecnología de Blogger.