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Cómo quitar la religión a la escuela y a los niños, versión URSS 1929: entender el laicismo radical

En España y en otros países hay fuerzas políticas e ideológicas en 2015 que repiten, con matices, discursos de la vieja Unión Soviética para quitar todo elemento cristiano de la vida pública.

Para ilustrar la similitud con el pensamiento de algunos políticos con poder en 2015, en ReL hemos recuperado un texto clásico, la carta del ministro soviético de educación en 1929, Anatoli Lunacharski, publicada en el diario ruso "Izvestia" el 26 de marzo de 1929, explicando abiertamente al lector soviético sus objetivos respecto a la religión en el ambiente educativo.

Lunacharski -que en su biografía presume de haber estudiado historia de las religiones en sus periodos de cárcel juvenil- ya era famoso por haber escenificado en enero de 1918 un "juicio contra Dios",cuando él era el Comisario de Instrucción Pública de Lenin. Los "abogados defensores" pidieron que Dios fuese absuelto por sufrir "enfermedad mental". Al final, Dios resultó culpable de muchos crímenes y el naciente Estado soviético, encarnado en Lunacharski, ordenó fusilar al Todopoderoso, disparando ráfagas de ametralladora contra el cielo de Moscú. Todo muy racionalista y científico, como se ve.


En pleno siglo XXI aún circulan ideas de Lunacharsky en foros ateos y en memes de propaganda laicista como esta; hablamos de un ministro que compaginaba la "persuasión" con arrestar y ejecutar decenas de miles de personas por ser religiosas

Lunacharski sería designado embajador para España en 1933, durante la muy laicista Segunda República, pero murió de camino y no pudo aportar personalmente más caos ni odio al que los españoles estaban ya dispuestos a desencadenar entre ellos.

Contexto: año 1929, preludio de persecución
El año es significativo. De 1920 a 1924 la URSS había sido dura en su persecución contra la religión, pero en 1924, al morir Lenin, se frenó bastante el activismo antirreligioso. Se publicaron artículos oficiales asegurando que las procesiones blasfemas, las vejaciones a creyentes y los discursos ateos aburridos no conseguían reducir la fe, sino que la aumentaban. Durante cuatro o cinco años hubo un paréntesis de cierta tranquilidad.

En 1929 la situación cambió y se reavivó el fuego antirreligioso en las consignas del Partido Comunista.

La carta de marzo que publicamos a continuación sería preludio de un gran Congreso de los Sin Dios en junio. Esta asociación atea militante estaba a punto de entrar en su mejor momento: en 1931 llegaría a tener 5 millones de afiliados y 60.000 células de activistas ateos en todo el país.

En el discurso de apertura del Congreso el 10 de junio de 1929, el escritor Maxim Gorki cargó contra la literatura atea grosera y de baja calidad. "En vuestro trabajo se nota cierto toque frío, de funcionario", tronó su voz. "Mientras nuestros enemigos usan las emociones, un lago de patetismo con una fuerza enorme, nosotros no sentimos ningún patetismo, y si se siente, se expresa de tal forma que no persuade, sino que irrita. En el proceso doloroso de eliminar de nuestra vida las supersticiones religiosas, no se puede actuar de forma grosera".

El llamado del escritor comunista a usar el arte con elegancia quedó en nada porque la URSS se embarcó en estrategias más drásticas: de 1929 a 1931, fueron arrestadas 60.000 personas ligadas a la Iglesia Ortodoxa y 5.000 fueron ejecutadas, según el estudio de Nicolay Yemelianov (que no analiza la persecución contra otras religiones).

Este año de 1929 destacó también por eliminar la semana de 7 días (demasiado judeocristiana, molesta con su festivo sagrado semanal) y se sustituyó por la semana "nepreryvka", de 6 días, con festivos cambiables, un calendario tan incómodo como ideológico que duró once años.

Toda esa escalada en el odio anti-religioso la aplicaron los funcionarios y militantes que habían leído la carta que ahora publicamos.

¿Laicismo militante en la escuela?
Fragmentos de la carta del Ministro de Educación Anatoliy Lunacharski, publicado en “Izvestia” el 26 de marzo de 1929
»La Constitución de la URSS garantiza la libertad religiosa. Eso significa que hemos librado de la represión y persecución aquellas creencia religiosas y sectas que en la Rusia Zarista se consideraban dañinas para el Estado, y, por otra parte, nos hemos impuesto la obligación de no perseguir a nadie por sus convicciones religiosas. A esa obligación, el poder soviético, desde luego, sigue siendo fiel.

»Eso, sin embargo, no significa que nuestra construcción cultural tenga que detenerse indecisa ante la pregunta de si podemos, al crear unas formas nuevas y socialistas de conciencia, luchar contra todas las religiones como sistemas de imaginaciones erróneas, sentimientos y acciones erróneas, sistemas contrarios a una educación realmente científica, al anhelo real de las personas de apoderarse de las fuerzas de la naturaleza y sociedad, de conseguir una libertad verdadera y razonable felicidad común.

»En la tarea de la educación, ilustración, en un sentido amplio entra la disipación de supersticiones de toda clase y una lucha sin cuartel contra toda oscuridad, herencia del pasado, estorbo para la creación del futuro.

»En concreto, la escuela como partícipe de la educación, como su eslabón importante, no puede ser ajena en la lucha contra la religión, sea en sus formas viejas o nuevas, contra aquel movimiento sectario que tan característicamente crece actualmente alimentado con la destrucción de las comunidades eclesiásticas antiguas.

»Desde luego, la lucha encarnizada contra la religión en la esfera de la educación no puede, de ninguna manera, contradecir a los postulados fundamentales de la Constitución sobre la tolerancia religiosa. No tiene que convertirse en cualesquiera que sean formas de presión administrativa o tomar el carácter de una coacción bruta. Ha de quedar en el marco de la persuasión.

[Nota de ReL: Como hemos señalado, esa "persuasión sin coacción bruta" incluyó arrestar a 60.000 personas y ejecutar a 5.000 en los tres años siguientes a esta carta].

»Esta regla es aún más importante que la obligación en este ámbito es un método de lucha poco rentable porque tiende a fortalecer las creencias en vez de erradicarlas.


"La religión es veneno, proteged a los niños", pide este cartel soviético; la vieja oscurantista fuerza a la niña a ir a la iglesia, pero ella quiere ir a la escuela, signo de ciencia y progreso (con un avión para que quede claro)

»Hay que recordar que el niño en la escuela no es ningún individuo aislado. Si trae a la escuela tal o cual religión, es porque ésta le ha sido inculcada por el entorno en que vive y en gran medida, por la familia.

»Cuando la escuela lucha activamente contra la religión, choca con la familia. El niño se ve entre dos fuertes influencias, se ve confundido en las contradicciones y sin saber a quién creer, con lo atrapado que está por familia y sus supersticiones religiosas. Así, comienza a odiar la escuela y el Estado que está detrás.

»Por eso Vladimir Ilich [Lenin] recomendó decididamente la separación entre la escuela y la iglesia insistiendo, por ejemplo, en quitar de la escuela los iconos, en echar fuera de ella todos los ritos religiosos, en la firme prohibición a los maestros religiosos de que añadan a su trabajo y a su trato con los alumnos cualquier matiz religioso.


Lunacharski (a la derecha) con Lenin
el 1 de mayo de 1920

»El Comisariado Popular de Educación de ninguna manera proclama una purga sistemática entre los maestros en el sentido de eliminación inmediata de todos los maestros creyentes, pero declara firmemente que tener maestros creyentes en la escuela soviética es una burda contradicción y que los departamentos de educación han de utilizar cualquier posibilidad para sustituir a tales maestros por unos nuevos, de cariz antirreligioso.

»El Comisariado Popular de Educación va a exigir unos u otros métodos decididos de lucha contra la religión, y en el caso de que un maestro, debido a sus convicciones, se niegue a aplicar tales métodos a sus alumnos, el Comisariado Popular de Educación y sus órganos locales los aplicarán con la ayuda de las organizaciones infantiles y Juventudes Comunistas, marcando a ese maestro como un desertor del frente religioso.

»La lucha consecuente contra los maestros religiosos no es algo prescindible, ya que podemos sospechar que en las filas del ejército docente podemos aún encontrar del 30 al 40 % de creyentes de varios tipos, incluido los adeptos de modificaciones más sofisticados de la religiosidad, como, por ejemplo, la doctrina de León Tolstoy.

»Explicaré con un ejemplo en qué casos las disposiciones concretas del Comisariado Popular de Educación son obligatorias y no pueden sino comprometer a un maestro religioso. En el futuro inmediato, por ejemplo, durante la Pascua que viene, el Comisariado Popular de Educación y sus órganos locales van a combatir la fiesta de carácter religioso, van a insistir que la escuela permanezca abierta en los días pascuales. No es que los días pascuales se proclamen laborales, pero se les ha de conferir un carácter especial. La escuela tendrá que aplicar esfuerzo para disuadir a los niños de visitar la iglesia, y las variadas ceremonias religiosas y semirreligiosas, ofreciéndoles, al mismo tiempo, un equivalente en la escuela, algo organizado, algo importantemente antirreligioso y a la vez atractivo.

[Nota de ReL: 1929 fue el último año con domingo festivo en Pascua, ya que al eliminarse la semana de 7 días meses después desapareció civilmente el domingo. Como ejemplo de la "sutileza" para combatir la Pascua cristiana ese año de 1929 la historiadora Nina Vasílieva, de la Academia de Ciencias de Yakutia, explica la "actividad alternativa" que se organizó en la ciudad de Yakutsk: una procesión atea con antorchas con una orquesta que tocaba y cantaba canciones revolucionarias; desfilaban con tractores y actores disfrazados de popes y chamanes. La procesión paraba en cada templo que estaba celebrando la Pascua y cantaba canciones bolcheviques gritando "religión abajo, ciencia arriba" y "fuera iconos". A medianoche llegaban a la sede del partido donde aguantaban discursos y mítines hasta bien pasadas las 3 de la madrugada. Vista la ineficacia de esta táctica, se pasó a eliminar la semana judeocristiana y a deportar y fusilar cristianos].

»La escuela ha de explicar aquellos altos principios éticos que lleva el socialismo, sin quedarnos en los vacuos sermones y prescripciones. La escuela, la autogestión de los alumnos, las organizaciones de pioneros han de seguir tal línea de reconstrucción de las vida escolar y extraescolar de los niños que garantizaría el crecimiento del colectivismo, sentimientos fraternos de la solidaridad, gran estima de la persona, capacidad de anteponer los intereses de la sociedad y sobre todo de toda la clase proletaria y la construcción socialista a los propios, capacidad de reaccionar con entusiasmo ante todas las manifestaciones de la lucha y creatividad socialistas.

»Al mismo tiempo, la escuela ha de ayudar a desarrollar el sentimiento de indignación y desprecio hacia aquellas clases o grupos, aquellas manifestaciones sociales que aún están creando discordia, unos peligrosísimos obstáculos de los trabajadores en el camino hacia el genuino bienestar en la tierra.

»La organización de la las fiestas –donde la escuela sólo participa en unas celebraciones populares comunes o meramente escolares– es, en este sentido, una tarea altamente importante. Las fiestas han de encontrar aquellas formas atractivas de conmemorar algún acontecimiento importante y engrandecedor que podrían ser contrapuestas al “repertorio” envejecido y rutinario de la iglesia. Todo tipo de quehaceres: teatros, conciertos, cine, radio, visitas a los museos, conferencias ricamente ilustradas sobre temas científicos y sobre todo antirreligiosos, bien organizada literatura infantil sea periódica o no, todo ha de ser utilizado, desplegado, perfeccionado o creado para la gran meta de la rápida conversión de toda la generación venidera en una absolutamente atea.

»Sería criminal tergiversar la lucha de tal manera que, al apuntarla en su totalidad contra la iglesia ortodoxa, dejara, por ejemplo, ensombrecida la lucha contra los sectarios o contra la religión mahometana, judía o cualquier otra. A menudo la desatención hacia una religión el número de cuyos creyentes está por debajo de los ortodoxos, lleva a unos rumores peligrosísimos entro los ciudadanos de la lucha contra la religión ortodoxa como tal, lo que intensifica el sectarismo, da pie para hablar de unas influencia de otras religiones u otras etnias, etc. Esas asquerosas murmuraciones desaparecerán sin rastro si la lucha antirreligiosa se despliega uniformemente por todo el frente, dando con la misma energía contra todos los dioses, todas las iglesias, todas las formas de la mentira religiosas, sin excluir las más refinadas manifestaciones de creencias o mística.

[Fin de los fragmentos de la carta de Lunacharski]

El escándalo del censo de 1937: ¡millones de creyentes!
Pese a las instrucciones del ministro Lunacharski y la violencia de 1929 a 1931 con el crecimiento de la Liga de los Sin Dios, el censo ruso de 1937, después de 20 años de comunismo y represión antirreligiosa, espantó a los ateos.

Explica el historiador Sergey Firsov que de 30 millones de ciudadanos de la URSS analfabetos mayores de 16 años, el 84% (más de 25 millones) aún se declararaban creyentes; y de los 68,5 millones de alfabetizados, el 45% (más de 30 millones) aún creían en Dios.

"La gran meta de la rápida conversión de toda la generación venidera en una absolutamente atea", lo que que pedía Lunacharski, estaba fracasando. Era necesaria más violencia, y se aplicó sistemáticamente.

En 1937 y en 1938 la persecución religiosa contra los ortodoxos superó todo lo visto antes: 100.000 ejecuciones y 200.000 deportados o represaliados, un baño de sangre inaudito.

Luego, entre 1939 y 1942, como ya no quedaban casi ortodoxos declarados para matar, se registraron "sólo" otras 4.000 ejecuciones.

Después, en 1942, todo cambió: Stalin, ahora en guerra contra Hitler, necesitaba un país unificado y paró la persecución sangrienta contra lo poco que quedaba de la Iglesia Ortodoxa. La Unión de los Sin Dios perdió sentido y funciones. La represión entró en otra fase y desaparecieron las procesiones ateas. Con las clases de Ateísmo Científico en la universidad y un nivel de acoso medio-bajo esperaban que las religiones desaparecieran en pocas décadas.


Bendición de inicio de curso en un colegio moscovita en la actualidad; hace 24 años que se hundió la URSS

La realidad y la historia fueron por otros derroteros. Según una encuesta de 2010, apenas un 20% de rusos admiten hoy ser no-creyentes. Dios está presente de distintas formas para la inmensa mayoría, aunque es una fe individualista. Casi nadie va a la iglesia en Rusia en domingo para compartir la liturgia, pero muchos van esporádicamente, por su cuenta, a poner velas y orar ante iconos y reliquias. Un 16% de la población dice que guarda los ayunos en Cuaresma, y el Estado tiene en el cristianismo ortodoxo uno de sus más firmes aliados y colaboradores.

(Carta de Lunacharski traducida del ruso para ReL por Tatiana Fedótova)

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