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Con 35 años, primera confesión : «Me aterraba, pero abrí mi corazón y sentí que era un nuevo ser»

Darrell Miller es un popular jugador de béisbol norteamericano, que jugó en la liga profesional, la MLB entre 1984 y 1988 con los California Angels.

Recientemente recibió el premio Courage de los Atletas Católicos por Cristo (http://ift.tt/1WvZ5BO) que reconoce su trabajo de testimonio de la fe y también su tarea con chicos en entornos difíciles a los que ayuda con el beisbol como director de la Academia Urbana Juvenil de la MLB.

Darrell se educó en una familia baptista evangélica y siempre creyó en Dios, pero durante sus años de juventud y éxito en la cumbre del deporte profesional se alejó a menudo de la vida cristiana.

Explica que al buscar mejorar su vida espiritual y su relación con Jesucristo se hizo católico “estudiando la historia de la Iglesia y los escritos de los antiguos Padres de la Iglesia sobre la eucaristía y la autoridad papal”.

Una conversión profunda
“Yo era cristiano evangélico, y me convertí al catolicismo cuando dejé el juego profesional. Tendría unos 35 años cuando me hice católico. Fue una conversión radical y amplió mi relación con Jesucristo".

Lo que más le costó de su conversión fue su primera confesión.

“Yo había sido un jugador profesional de béisbol durante años y había pecado. Recuerdo que estaba tumbado en mi casa y pensaba por qué había hecho tal o cual cosa. Pensaba: por favor, Dios, perdóname. Pero antes de ser católico sólo podía desear, o esperar, que hubiera ese perdón”.

“Al hacerme católico, tenía que ir a confesarme. Era necesario porque yo realmente quería poder comulgar. Me daba miedo confesarme. Estaba aterrado, porque pensaba que Dios nunca podría perdonar algunas de las cosas que había hecho. No merecía ser perdonado. Pero fui a confesión. No sabía qué decir, no sabía hacer una buena confesión. Simplemente, abrí mi corazón al sacerdote. Dejé el confesionario sintiéndome perdonado por primera vez; me sentí un nuevo ser humano. No hay nada como esa sensación, cuando dejamos nuestros pecados al pie de la Cruz con el sacerdote. Es un don increíble”.

Edificar a los demás con influencia positiva
Miller está acostumbrado a hablar de su fe católica junto con los valores del esfuerzo del deporte, porque sabe que es edificante y una buena influencia para muchas personas.

“Tenemos que usar los deportes para enseñar valores, enseñar cómo es parecerse más y más a Cristo”, propone.

Tiene varios mensajes para los deportistas jóvenes. Por un lado, les recuerda que “todo el mundo puede influir a otras personas, todos tenemos esa habilidad. La gente quiere ser influida y nos mira a los atletas como una influencia relevante así que nunca infravaloremos nuestra habilidad para ser una influencia positiva, no negativa”.

También anima a permanecer fuertes en la fe. “Todos los cristianos, no sólo los atletas, tienen ese obstáculo, el mayor: conseguir mantener a Dios como lo primero en todo”, previene.

“Estás en una relación con Cristo, y conocerle en tu corazón es la paz más importante, y a eso es a lo que se dedica Atletas Católicos por Cristo”.

Al recibir el premio Courage explicó a CNSNews: “Si puedo inspirar a una persona para que quiera seguir a Cristo más profundamente, ese es mi objetivo. Esa es la única razón por la que estoy en la tierra, para ir y hacer discípulos”, concluye, citando el mandato de Jesús a final del evangelio de Mateo.

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