Llegó a pastor protestante, pero estudiar a los Padres de la Iglesia le encaminó a la fe católica
Pareció que la cosa quedaba resuelta, pero en 1983 sucedió algo que cambiaría su vida radicalmente: un compañero de escuela lo invitó a un grupo protestante llamado las Asambleas de Dios. Le costó empezar, pero acabaron gustándole las alabanzas y la predicación, hasta que finalmente abandonó la Iglesia Católica. Una vez en la universidad, tras su primer año de medicina y tras una convención misionera, decidió dedicarse a la vida religiosa, ahora sí y en este grupo evangélico. A partir de ese momento ya no habría otra asunto en su vida que sus estudios de Licenciatura en Teología en la Universidad de su denominación.
Con sus estudios acabados en 1992, Salvador se marchó como misionero a Belize, en donde fundó tres congregaciones de las Asambleas de Dios y fue pastor asociado en dos congregaciones más de la misma denominación. Su alto nivel intelectual le permitió, incluso, llegar a ser catedrático de Teología en dos Universidades.
Jesucristo le esperaba en los estudios
En una estas universidades tuvo que encargarse de impartir una materia titulada "Historia del pensamiento cristiano", lo que conllevaba explicar a sus alumnos la doctrina de los Padres de la Iglesia, es decir, aquellos primeros eclesiásticos filósofos y teólogos del cristianismo primitivo sobre los que se asienta la ortodoxia doctrinal de la Iglesia Católica. Fue en ese momento cuando, en palabras del propio Salvador Melara, “me percaté que los padres de la Iglesia habían sido Católicos".
Su reflexión no se quedó ahí. Él mismo lo explica en las siguientes cinco conclusiones:
Los estudios le estaban haciendo ver que todo lo que había predicado no era como él creía. Pero no era una decisión fácil ser coherente con la verdad. Esto implicaba también a su mujer y a sus hijos. Salvador se armó de valor y le comunicó estos descubrimientos a su mujer: “Yo pensé que iba a haber una reacción negativa por parte de ella pero no. Mi esposa –explica Salvador con emoción- ya estaba luchando contra esto desde hacía algún tiempo, pero no podía decírmelo porque yo era pastor, y cuando supo que yo también estaba luchando, juntos buscamos la forma de volver a la Iglesia”.
Esta decisión no estaba exenta de problemas. Él y su familia vivían del sostenimiento que tenía por ser pastor evangélico y profesor de teología, pero ahora todo esto se acababa. No obstante fueron coherentes: era el año 2004, y Salvador y su mujer Marisol renunciaron a las Asambleas de Dios para entrar en la comunión total de la única y verdadera Iglesia fundada por Cristo Jesús, la Santa Iglesia Católica: “Fuimos recibidos nuevamente después de cumplir algunos requisitos como bautizar a nuestros hijos, David y María, y tomar el sacramento del matrimonio”.
Las estrecheces llamaron a su puerta, pero Dios no se olvidó de ellos: “Él nos sustentó, nos proveyó trabajo a ambos, y ahora con su ayuda comparto mi testimonio para ayudar a los que están dentro de la Iglesia pero que su fe es muy débil para que se afirmen en la verdadera fe, la fe católica”.
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