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Castellón: la Iglesia se ofreció a ayudar a refugiados, pero las administraciones no mueven ficha

El Consell y los ayuntamientos de Castellón se volcaron en septiembre ante la llamada de socorro de los miles de refugiados de la guerra de Siria que pedían asilo en Europa.

Administraciones, colectivos sociales y la Iglesia ofrecieron sus recursos para acogerlos. El obispo de Segorbe-Castelló, Casimiro López, recrimina a las instituciones que nadie les ha llamado hasta el momento para preguntar por los medios ofrecidos por la diócesis.

López realiza este lamento en una carta publicada en la web episcopal con motivo de la jornada mundial del emigrante y el refugiado del próximo 17 de enero. Denuncia el olvido que actualmente padece la cuestión de los refugiados sirios.

«Fue muy rápida y generosa vuestra respuesta a nuestra llamada de hace unos meses ante el drama de los refugiados, muchos se ofrecieron como voluntarios y otros pusieron a disposición medios económicos y materiales para acoger a los que huyen de las guerras en Oriente Medio. Pero por desgracia seguimos esperando que la administración civil nos solicite los medios ya disponibles», expone el obispo en la misiva.

«Parece que pasada la fase emergencia del primer momento y la desaparición de los refugiados del primer plano de los medios de comunicación, todo haya caído en el olvido. Pero no podemos callar ni caer en la indiferencia», añade.

El prelado subraya que cinco meses después de que los ayuntamientos impulsaran planes de acogida siguen faltando «criterios y normas claras para su acogida, y más aún, nos faltan criterios y normas para la integración a corto y medio plazo».

«Como personas humanas que son, los inmigrantes tienen los mismos derechos fundamentales y las mismas obligaciones que los autóctonos; se merecen pues el mismo respeto, estima y trato que los nativos, como ellos, a su vez, han de respetar y reconocer el patrimonio material y espiritual del país que los hospeda, obedeciendo sus leyes y contribuyendo a sus costes», destaca.

El Obispado activó en septiembre la Comisión para la Ayuda a Refugiados y a Cristianos Desplazados y puso a disposición viviendas de su propiedad.

La diócesis de Castellón también hizo un llamamiento a los cristianos a colaborar ante el drama sirio y a concienciar contra los clichés. 

Casimiro López pone el grito en el cielo contra la actual indiferencia que parece que se ha instalado en la sociedad con el conflicto sirio. Sus refugiados han quedado aparcados de las prioridades de la Unión Europea y no se tienen noticias de los anunciados planes de acogida.

Según el obispo, «nos urge plantearnos nuestra actitud y redoblar nuestro compromiso real con las personas de los emigrantes, de los refugiados y de sus familias. Los flujos migratorios afecta ante todo a personas, que tienen la misma dignidad que los autóctonos». También cita el papa Francisco y remarca que «acoger al otro es acoger a Dios en persona».

En Castellón, el ayuntamiento acogió a 18 asilados procedentes de Siria el pasado mes de noviembre. Viven en pisos de alquiler que financia el Ministerio de Exteriores y que gestionan directamente las oenegés dedicadas a la asistencia a refugiados que tienen convenio con el Estado. La asociación encargada en atender a los refugiados de Castelló es Accem.

A partir de ahí, el consistorio anunció otras dos actuaciones; una de concienciación entre la población sobre las necesidades de los refugiados, y una segunda de inclusión para que los recién llegados normalicen su situación en la ciudad.

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