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Del extraño caso de la conversión de Richard Wagner

 
            Uno de esos casos controvertidos de la historia con el que puede Vd. amenizar cualquier conversación que este cayendo en el tedio y en el agotamiento, a saber, si Wagner se convirtió al final de sus días, si se hizo católico o permaneció protestante. En las siguientes líneas me limitaré a exponer las líneas maestras de la cuestión, es decir, aquellos puntos en los que habría de profundizar toda investigación que pretenda arrojar algo de luz y obtener una conclusión más o menos defendible sobre la hipotética conversión de Wagner al final de sus días.
 
            Que Richard Wagner nace luterano y es bautizado como tal no lo duda nadie, pero a lo largo de su vida y de su mucha obra escrita, -porque Wagner no sólo fue uno de los mejores compositores de la historia sino que fue también un escritor de calidad y se podría decir que hasta un filósofo- se expresa como claramente ateo. En pocas palabras, el gran compositor alemán sostiene que no es Dios el que crea al hombre, sino el hombre el que crea a Dios. Observa, eso sí, respecto de la figura histórica de Jesús, un gran respeto que le lleva a considerarlo como uno de los grandes personajes de la historia de la Humanidad. Y mira la religiosidad popular con cierta simpatía, aceptándola no sólo como parte de la cultura sino como incluso conveniente en el camino hacia la felicidad interior. Hay quien llega a sostener una cierta simpatía adicional de Wagner con el budismo.
 
            En 1864, Wagner se une a Cossima Lizst, hija del gran pianista y compositor Franz Lizst, que le dará tres hijos, para lo cual la húngara abandona a su marido, el director de orquesta Hans Von Bulow. Cossima es una gran creyente, al igual que su padre, hasta el punto de que parece que uno de los temas favoritos de conversación entre los dos grandes compositores, el suegro húngaro y el yerno lipsiano (de Leipzig) entre sí, es, precisamente, el de la religión. Lo cierto es que Cossima, nacida católica, con la más que probable intención de agradar a su nuevo compañero sentimental, se pasa al protestantismo, lo que parece carecer de sentido cuando su marido no es que no sea católico, es que ni siquiera es creyente (algo que, por cierto, ocurría mientras el despechado Von Bülow se convertía del protestantismo al catolicismo).
 
            En el amplio círculo de amistades de Wagner milita el filósofo materialista creador del concepto filosófico del “superhombre” Friedrich Nietszche, con quien entre otras cosas como un acendrado antisemitismo, Wagner compartiría su ateísmo. Ocurre sin embargo que paseando por la orilla del mar en la preciosa ciudad italiana de Sorrento en octubre de 1876, Nietszche se desencanta de su amigo en el que detecta los primeros síntomas de conversión. Tanto que rompe visceralmente con él, y hasta le dedicará dos obras denigratorias tituladas “El caso Wagner” y “Nietszche contra Wagner”, escritas entre 1886 y 1888, es decir, con Wagner ya muerto. Algunos autores sin embargo, llegan a negar la autenticidad del que llamaríamos “el agradable paseo de Sorrento”, que al parecer no figuraría, al menos en los términos y con las consecuencias en los que los comentamos aquí, en los diarios escritos por Cossima Lizst entre 1869 y 1883.
 
            El caso se termina de enrevesar con la que constituye la última ópera de Wagner, Parsival (Parsifal), que narra las aventuras del Rey Arturo en la búsqueda del Santo Grial, en la que se han querido buscar las claves de la conversión del compositor alemán, y de cuyo libreto algunos han querido concluir no sólo una conversión a la fe, sino incluso una conversión al cristianismo católico de su mujer Cossima (convertida sin embargo, como se ha dicho, al luteranismo).
 
            Bueno, ahí están los datos, seguro que alguno de Vds. puede aportar no sólo otros de igual interés o superior sino incluso algunas interpretaciones interesantes por lo que a la fe y posible conversión de Wagner se refiere. Como les digo, uno de esos temas con los que pueden Vds. intentar rescatar una tertulia en estado de decadencia o que amenace con la siempre temible cansinidad.
 
            Sin más que desear a Vds. una vez más que hagan mucho bien y que no reciban menos, seguimos viéndonos por aquí con temas como el de hoy y otros parecidos o no. Hasta la próxima.
 
 
            Dedicado a Mariate, a quien en esta ocasión como en tantas otras, debo la génesis de este artículo.
 
 
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