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El Papa señala otro rasgo del espíritu del Anticristo: un espiritualismo sin obras de misericordia

Al retomar el jueves 8 de enero la Misa habitual que celebra en la capilla de la Casa Santa Marta donde reside, el Papa Francisco reflexionó sobre la necesidad que tiene cada persona de reconocer si su vida gira en torno al espíritu de Dios o del “otro, del anticristo”.

En su homilía el Papa desatacó que “permanecer en Dios es un poco el alcance y el estilo de la vida cristiana” porque un cristiano “es el que permanece en Dios”, el que “tiene en sí al Espíritu Santo y se deja guiar por Él”.

Al mismo tiempo, el Apóstol Juan afirma que es necesario poner “a prueba a los espíritus, para comprender si provienen, verdaderamente, de Dios. Y esta es la regla cotidiana de vida que nos enseña Juan”.

“¿Pero qué quiere decir poner a prueba a los espíritus?”. No se trata de “fantasmas”. Sino de “probar”, ver “qué sucede en mi corazón”, cuál es la raíz “de lo que estoy sintiendo ahora, y de dónde viene”. Esto es poner a prueba para saber si lo que “siento viene de Dios” o de otro, “del anticristo”.

Según señala Radio Vaticano, el Papa dijo que la mundanidad es “el espíritu que nos aleja del Espíritu de Dios que es quien nos hace permanecer en el Señor”.

Por tanto ¿cuál es el criterio para “hacer un discernimiento correcto acerca de lo que sucede en mi alma?”. San Juan da uno solo: “todo espíritu que reconoce a Jesucristo que vino en la carne, es de Dios, y todo espíritu que no reconoce a Jesús, no es de Dios”.

“El criterio es la Encarnación. Yo puedo sentir tantas cosas dentro, incluso cosas buenas, ideas buenas. Pero si estas ideas buenas, estos sentimientos, no me conducen a Dios que se ha hecho carne, no me conducen al prójimo, al hermano, no son de Dios. Por esta razón, Juan comienza este pasaje de su Carta diciendo: ‘Este es el mandamiento de Dios: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos recíprocamente’”.

Francisco afirmó que podemos hacer “tantos planes pastorales” e imaginar nuevos “métodos para acercarnos a la gente”, pero “si no seguimos el camino de Dios que vino en la carne, del Hijo de Dios que se ha hecho hombre para caminar con nosotros, no estamos en el camino del buen espíritu: es el anticristo, es la mundanidad, es el espíritu del mundo”.

“¡Cuánta gente encontramos en la vida que parece espiritual!: ‘Pero, ¡qué persona espiritual, ésta!’; pero no hables de hacer obras de misericordia. ¿Por qué? Porque las obras de misericordia son precisamente lo concreto de nuestra confesión, que el Hijo de Dios se ha hecho carne: visitar a los enfermos, dar de comer a quien no tiene comida, cuidar a los descartados… Obras de misericordia: ¿por qué? Porque cada hermano nuestro, que debemos amar, es carne de Cristo. Dios se ha hecho carne para identificarse con nosotros. Y con el que sufre, es Cristo quien lo sufre”.

El Papa alentó luego a “no dar fe a todo espíritu y estar atentos poner a prueba a los espíritus para saber si provienen verdaderamente de Dios”.

“El servicio al prójimo, al hermano, a la hermana que tiene necesidad”, que “tiene necesidad incluso de un consejo, que tiene necesidad de ser escuchado”, “estos son los signos de que vamos por el camino del buen espíritu, es decir, el camino del Verbo de Dios que se ha hecho carne”.

Para concluir, el Pontífice exhortó a pedir “al Señor hoy la gracia de conocer bien qué cosa sucede en nuestro corazón, qué cosa nos gusta hacer, es decir, lo que a mí me toca más: si el espíritu de Dios, que me lleva al servicio de los demás, o el espíritu del mundo que gira en torno a mí mismo, a mis cerrazones, a mis egoísmos, a tantas otras cosas… Pidamos la gracia de conocer qué cosa sucede en nuestro corazón”.

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