La corresponsal de política de la BBC lleva un año feliz como monja: los políticos le preguntan
“No es una vida que hubiera elegido por mí misma. El Señor la eligió para mí. Es una vida bastante satisfactoria. Me da alegría”, afirmó la ahora religiosa en una entrevista con la prensa local, a la que confesó que reza por todos los políticos.
En un artículo publicado por Belfast Telegraph, Sor Martina –que pertenece a las Hermanas de la Adoración– indicó que su transición fue un proceso lento y que luego de su anuncio tuvo un encuentro privado con el Primer Ministro de Irlanda del Norte, Peter Robinson; y el Primer Viceministro Martin McGuinness.
Los líderes políticos “querían oír sobre mi llamado”.
Además, un político de quien no dio su nombre, pero que describió como un buen contacto, le envió un mensaje de texto que decía “no comprendo”.
La conversión de Martina Purdy no fue brusca. En el programa radial The Talkback, de BBC Radio Ulster, recordó que aunque tuvo una “sólida formación católica”, se decía que no quería “absolutamente” ser monja. Sin embargo, gradualmente comenzó a sentir que ya no tenía el corazón para continuar como periodista.
“No diría que era infeliz”, indicó. “Me estaba volviendo más alegre, pero era una alegría que venía de la oración”.
Además, confesó que su antigua vida, dedicada a las compras y a salir con los amigos, se hizo cada vez menos satisfactoria.
Y cada vez que entrevistaba a los políticos “sentía que quería rezar por ellos más que hacerles preguntas”.
Así, dijo que fue experimentando una transformación lenta pero ardiente que la seguía retando a optar por la vida religiosa. “Yo todavía negociaba con el Señor”, señaló.
Sin embargo, un día, caminando por en Drumalis Retreat, cerca de Larne, se quedó paralizada frente a un pequeño árbol que estaba deshojado, pero hermoso. Martina comenzó a preguntarse cómo luciría si estuviera lleno de hojas y frutas. “Me di cuenta que se me había ofrecido una transformación”, expresó.
Posteriormente, la entonces periodista regaló todas sus pertenencias, incluyendo sus ropas –muchas de estas a obras de caridad–, y vendió su auto.
“No quiero nada. No necesito nada…vivo como una hija de Dios”, afirmó. Además, señaló que la gente que la conocía bien, no quedó impresionada como los otros por su decisión de ser religiosa.
Ahora, como religiosa, sigue ligada al mundo de las comunicaciones, pues escribe en el periódico del convento y tuitea el Evangelio. Hay un “hambre espiritual” ahí afuera, afirmó.
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