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¿Sabes que tienes alas?



 

Sólo aquellos que se arriesgan

a ir demasiado lejos

 pueden descubrir

qué tan lejos se puede llegar.

-Thomas Sterns Eliot-

 

¿Sabes que tienes alas, Pedro?

- ¿Quién, yo? ¿Dónde?

- ¿Sabes que puedes volar?

- Sí, claro, cuando me subo a un avión

- No me refiero a eso. Escucha.

 Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasado unos meses el maestro informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro no sabía que le sucedía; no se había movido de la rama donde lo dejó desde el día que llegó.

 El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Al fallarle todos los intentos de los especialistas, el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte: "Traedme al autor de este milagro."

 Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó: ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?

Intimidado, sin atreverse a levantar los ojos del suelo, el campesino le dijo al rey:

Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló; al fallarle el soporte se dio cuenta que tenía alas y se largó a volar. 

Ya le entiendo, profe. Me está diciendo que salga de mi zona de comodidad y que no podré descubrir nuevos horizontes a menos que tenga el coraje de volar, ¿no?

- Efectivamente. La mayoría de los mortales tenemos sueños, queremos resultados, pero no estamos dispuestos a correr riesgos, nos conformamos con lo que tenemos, creemos que es lo único posible y aprendemos a vivir desde la resignación.

- “Vivir desde la resignación”, ¿no es práctico?¿Para qué arriesgarse?

- Para crecer, Pedro, para crecer. Si quieres triunfar, no te quedes mirando la escalera; empieza a subir, escalón por escalón, hasta que llegues arriba. A veces navegamos con el viento, a veces en contra; pero debemos navegar, no estar a la deriva, ni echar el ancla. La lucha más grande en la vida es luchar con uno mismo... el día que dejes de hacerlo, el mundo te gobernará.

- Según estaba hablando, profe, me he ido acordando de una pintada que vi el otro día: “Para alcanzar una meta es imprescindible soñar... No pierdas el tiempo, mándalo todo a paseo y... ¡vete a dormir!” ¿Qué le parece?

- ¡¡Jod…..!! ¡Qué desesperante, Dios mío!

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