¿Quién enciende las estrellas?
Cada rincón y grieta del universo está lleno con
Brahman Dios. Él es el único origen
de todas las acciones.
-Mohandas Karamchand Gandhi-
Un niño observa las estrellas y pregunta a su madre:
-Oye, mamá, ¿quién enciende por la noche las estrellas?
-El Padre Dios.
-¿Todas? ¿Éstas que están ahí y aquellas que están tan lejos?
-Todas, hijo mío.
-¡Pobrecillo, qué carreras se tiene que dar para encenderlas todas por las noches y apagarlas cada mañana!
No es para compadecer a Dios, sino para admirarle. Dios no enciende y apaga cada día las estrellas, como pensaba el niño, no. Pero no cabe duda de que reflejan su gloria y su grandeza.
Una noche clara y estrellada resulta fascinante. Hace falta realizar un esfuerzo, casi hacerse violencia, para no ver espontáneamente una mano inteligente detrás de esa maravilla.
Ante un cuadro de Murillo, un observador superficial puede entusiasmarse con el cuadro y olvidarse de Murillo. Pero si no es superficial y sabe mirar, no tiene más remedio que pensar en su autor: la mano inteligente que movió los pinceles. ¿Y qué es un cuadro de Murillo comparado con el firmamento tachonado de estrellas? Nos convendría mirar más al cielo, sobre todo de noche. Y también cuando la noche y la oscuridad afectan nuestro ánimo.
Leía y leía, dice un converso, leía y leía tratando de comprender, pero la lectura se me hacía fastidiosa y yo no encontraba a Dios. Cerré el libro y miré por la ventana abierta en la noche extasiada. El cielo me abría su manto de estrellas, plácidas y silenciosas. Cuando entoné mis ojos, sentí que había encontrado a Dios por el camino de las estrellas.
Dios enciende luces cada noche para recordarnos que la vida es una fiesta. Para experimentarlo, el silencio es la clave y la simplicidad es la puerta. Así la noche se vestirá de colores porque las estrellas hablarán el idioma del corazón.
Y es que, con estrellas o con nubes, si mirásemos más al cielo, nos saldrían alas.
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