El superior dominico en Venezuela explica el hambre en el país: precios multiplicados por diez
A pesar de las dificultades, afirma, tanto los frailes como las religiosas dominicas “nos mantenemos en nuestros puestos de misión”.
La carta comienza directamente con la frase: “La situación de Venezuela es terrible”. Según él, “se podría decir que tres son los factores que caracterizan la terrible situación que vive Venezuela: la inflación, la escasez y la inseguridad”.
El superior dominico señala que “lo más escandaloso de todo es que hoy no contamos con cifras oficiales que nos permitan saber los niveles de inflación”. “Aunque no los conozcamos en cifras oficiales, los padecemos brutalmente en el día a día, cuando no conseguimos alimentos, cuando no conseguimos medicinas, cuando no conseguimos artículos de limpieza y de higiene personal”.
Así explica como “lo que en condiciones normales puede costar 500 bolívares, por ejemplo, en este país puede costar 5.000 bolívares. Esto en un país cuyo salario mínimo no llega a los 15.000 bolívares".
"En Venezuela estamos pasando hambre. Esto, desgraciadamente, lo padecemos la inmensa mayoría de los que vivimos en Venezuela. Exceptuando la élite del gobierno y la de los ricos de siempre, en Venezuela todos estamos padeciendo los efectos de un hambre que puede llegar a convertirse en hambruna. De esto dan fe las protestas y escaramuzas callejeras de gente que muestra su descontento con la situación. Pero tan pronto como sucede una protesta por la escasez de alimentos o demandando el cambio político que una inmensa mayoría de venezolanos deseamos, aparecen los órganos represores del estado, en un despliegue desproporcionado de fuerzas”.
Cuenta Fray Ángel que “la gran innovación del gobierno para paliar los efectos del hambre ha sido la creación de ‘los CLAP’. Nadie sabe lo que significan esas siglas. Lo que sí sabemos es que se trata de un sistema de repartición de comida en una bolsa que contiene algunos y solo algunos de los elementos que forman parte de la dieta del venezolano. Pero la cantidad de alimentos que se distribuye está precedida de una minuciosa investigación sobre la persona ‘beneficiada’, en la que se pregunta hasta la opción política. (…) Ahora, con este nuevo sistema de distribución de alimentos, parece que el gobierno tiene poder para decir quién come y quién no”.
El provincial dominico cuenta que “el cerco informativo impuesto por el aparato comunicacional del chavismo solo ha dejado abierta la ventana de las redes sociales. Desde las redes sociales logramos enterarnos de los casos concretos de gente que muere por falta de medicinas, de gente que muere de hambre o de gente que muere por los efectos represores del estado en el ámbito de las protestas o de los saqueos que se vienen dando en el país. Hace poco nos horrorizamos por el asesinato de una mujer, víctima de perdigonazos en la cara. Este, con seguridad, será uno de los crímenes que quedarán amparados por el manto de la impunidad. La violación sistemática de los Derechos Humanos es una de las características más dolorosas de la situación actual del país”.
Luego, está el tema de la violencia: “Venezuela ocupa uno de los primeros lugares en el récord de los países más violentos del mundo. Pero como sucede en el caso de la inflación, hace mucho tiempo que en Venezuela no conocemos las cifras oficiales de los cadáveres que ingresan cada fin de semana en la morgue de Bello Monte, que recibe los cadáveres de los asesinados en Caracas. Pero siempre es posible saber que solo en la morgue de Caracas ingresan cada fin de semana entre cuarenta y cincuenta cadáveres de gente asesinada por el hampa. Las calles de Caracas y de las principales ciudades del país quedan desoladas apenas cae la noche”.
Sin embargo, el verdadero problema, según el fraile dominico es que “el gobierno ha bloqueado todas las formas de diálogo que no le favorezcan. La Conferencia Episcopal, a través de diversos comunicados, se ha situado críticamente frente al gobierno, sin que por ello se identifique con los planteamientos de la oposición. La jerarquía eclesiástica en Venezuela está preocupada por la situación que vivimos los venezolanos, no por los intereses partidistas de los políticos en pugna”.
“Lo ideal es que haya una solución pacífica, a través del diálogo, a esta crisis”, añade. “Es lo que todos deseamos y por lo que todos apostamos. Pero el diálogo y las negociaciones se hacen cada vez más difíciles en la medida en que el gobierno chavista no reconozca la necesidad de atenerse a las reglas del juego democrático, a los canales establecidos en la Constitución de Venezuela y al reconocimiento de la igualdad de sus opositores. Mientras no se den estas condiciones y siga habiendo presos políticos y torturados, los cercos se irán cerrando mucho más".
"Lo peor de todo es que poco a poco la gente ha ido perdiendo la confianza en la democracia, en los efectos positivos de expresarse a través del voto y en las instituciones”, añade.
Termina la carta preguntándose: “¿Qué estamos haciendo los dominicos en esta hora aciaga que vive el país?”. “La formación de nuestros jóvenes en el período institucional de formación se nos hace cada vez más difícil no solo por los elevados costos de los bienes y servicios, sino por la dificultad que representa conseguir comida y medicinas. La atención a los hermanos mayores también se nos hace difícil, considerando que algunos de ellos requieren tratamientos médicos especiales que no es posible observar aquí porque no se consiguen medicinas y tampoco insumos médicos. Lo que estamos viviendo es una lucha por sobrevivir. A pesar de esto, tanto los frailes como las hermanas estamos resistiendo ante esta realidad, al tiempo que intentamos sostener la esperanza de los venezolanos que se acercan a nosotros, que escuchan nuestra predicación. Somos conscientes de que la situación es difícil hasta el punto de que puede llegar a convertirse en insoportable, pero los frailes y las hermanas nos mantenemos en nuestros puestos de misión".
"Somos conscientes, además, de que en algún momento, como Iglesia, tendremos que soportar lo que podría ser la arremetida del gobierno. El gobierno chavista es consciente de que la única institución que goza de plena credibilidad en el país es la Iglesia. (…) Es la Iglesia la que ha levantado su voz ante la crisis y en favor de los venezolanos. Es la Iglesia la que ha denunciado los atropellos y las violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en el país. Por eso, es por lo que no dudamos en que la Iglesia puede llegar a ser atacada”.
“Nosotros seguiremos resistiendo, confiando en el Señor y animados por la certeza de que él nunca nos abandona”.
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