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Ya no son niños… ¡¡¡son criaturas!!!


 
 
            Probablemente la conozcan Vds. Es la importantísima propuesta de la que se hace eco el medio Infovaticana, realizada por la consejera de Sanidad valenciana, Carmen Montón que, a los efectos de desterrar de una vez “estereotipos de género sexistas”, propone al personal sanitario valenciano sustituir la palabra “niños” por el término “criaturas”.
 
            Más allá de la urgente necesidad de la medida y de la importancia insoslayable del tema (y pensar que hay gente que se preocupa de que el paro en España ascienda al 20% de los españoles y alcance cifras cercanas al 50% entre los jóvenes), me permito señalarle a la consejera un pequeño problema en el que sin duda no habrá tenido todavía tiempo de reparar, aunque tarde o temprano le asaltará inexorablemente: criaturas, la palabra “criaturas”… ¿no es femenino? ¿No será mejor entonces hablar de “criaturAs” y “criaturOs”?
 
            Pero claro, es que niños y niñas, criaturOs y criaturAs, no se hallan solos en este mundo tan diverso y maravilloso que vivimos, por lo que hablar sólo de criaturOs y criaturAs es una falta de respeto intolerable a las muchas otras realidades sexuales existentes en el variopinto planeta del género humano.
 
            Pero eso no ha de arredrarnos, consejera, que para eso hay vocales: le propongo llamar “criaturis” a los especímenos y especímenas humanos y humanas de corta edad (o de pocos años) que sean gays; “criaturEs” a los especímenos y especímenas humanos y humanas de corta edad (o de pocos años) que sean lesbianas; y “criaturUs” a los especímenos y especímenas humanos y humanas de corta edad (o de pocos años) que sean transexuales.
 
            Claro que aún nos quedan los bisexuales, que también hay especímenos y especímenas de corta edad o pocos años que son bisexuales, y vocales puras ya no nos quedan. ¡Ahhh!... pero siempre tenemos a nuestra disposición el maravilloso mundo de los diptongos y las diptongas. ¿Qué le parece a Vd., consejera, que los especímenos y especímenas humanos y humanas de corta edad (o de pocos años) que sean bisexuales los llamemos “criaturOAs”?
 
            “Oiga, Antequera, y los veintidós sexos de los que habla la Comisión Australiana de Derechos Humanos ¿qué?” me preguntará alguno.
 
            Y no le faltará razón, oiga, que están los “intersex”, -las personas que nacen con una anatomía sexual o reproductiva que no encaja con las típicas definiciones “hombre” o “mujer”-, a los que propongo denominar “criaturs”, así, sin vocal. Están los “andróginos” que presentan un género o mixto o neutro, a los que podríamos llamar “criaturAOs” (no confundir por favor con los “criaturOAs”). Están también los “agenéricos”, que carecen interiormente de género o de sentido de identidad genérica, a los que podemos llamar “criaturs”. Oiga, que criaturs ya eran los intersex que nacen con una anatomía sexual o reproductiva que no encaja con las típicas definiciones “hombre” o “mujer”. Pues tiene Vd. razón, oiga Vd., pero es que no se me ocurre nada… ¡Ah! ¡ya sé!, podemos llamar “criaturs A” a los primeros y “criaturs B” a los segundos. Están también los “cross dresser” que visten ropas correspondientes al otro sexo o género, a los que podríamos llamar “criaturX”. Están los “drag kings”, que interpretan la masculinidad de manera teatral, a los que podríamos llamar “criaturaZOs”, y las “drag queens”, que interpretan también de manera teatral pero la feminidad, a los que podríamos llamar “criaturaZAs”. Están los “genderfluid”, que pueden sentirse chico un día para sentirse chica al otro, a los que podríamos llamar “cLiatuLas”, con esa ele líquida que tan vívidamente describe la fluidez. Están los “genderqueer” cuya identidad de género no es ni masculina ni femenina, sino que va “más allá” de los géneros, a los que podríamos llamar “ULTRAturas”. Están los “pansexuales”, que se sienten atraídos por todas las expresiones de género, a los que podríamos llamar “criaturAEIOUs”…
 
            Ahora bien, una cosa sí le pido a la consejera… LE EXIJO en realidad… y es que realizado este minucioso trabajo de sistematización, la ley venga acompañada de un precepto que obligue a redactar cualséase texto, -que sea de índole privada o pública-, referido a especímenos y especímenas humanos y humanas de corta edad (o de pocos años), a mencionar todas las tipologías de género a las que tan trabajosamente hemos dado nombre, para evitar que la elusión de uno sólo de todos estos géneros haga sentir a los que participan de él en tan desagradable situación como la de la discriminación… ¡faltaría más!
 
            Y para dar ejemplo, me despido de Vds. queridos criaturOs, criaturAs, criaturIs, criaturEs, criaturUs, criaturOAs, criaturs de tipo A, criaturAOs, criaturs de tipo B, criaturX, criaturaZOs, criaturaZAs, cLiatuLas, ULTRAturas y criaturAEIOUs, no sin desearles, como siempre, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Nos vemos por aquí. Con noticias tan importantes como ésta, se lo aseguro.
 
 

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