La cruz de Callosa
Los católicos, respecto a los indignados que acampan en Sol, destacan por su constancia. Esto es así porque en el Gólgota siempre están María y San Juan, es decir, las mujeres que siguen a Jesús y los discípulos que lo aman. O sea, la feligresía de toda la vida, la fiel infantería. Hay que reconocer que la constancia también define a los que se sitúan frente al Gólgota, quienes no decaen en el empeño de propinar un puñetazo a Franco en la cara de Cristo. Aunque la cruz no remite a Franco, sino a Dios, para esta gente vienen a ser lo mismo porque cree que el Altísimo es el generalísimo del cielo y, en consecuencia, que su Hijo es el cuñado buenazo del Marqués de Villaverde.
Los telediarios han enmarcado la noticia en el apartado de sociedad, en lugar de hacerlo en sucesos, pero eso es porque los editores no han leído la Biblia. De haberlo hecho, sabrían que, desde Moisés, las persecuciones son una constante histórica que merece, por su importancia, un mejor tratamiento informativo. Además de ser la prueba del nueve de que Dios existe, pues nadie persigue a un unicornio. Para las televisiones, empero, la población católica de Callosa es gente fuera de época que hace imaginaria ante la Cruz a la hora en que otros toman cubatas. Huelga decir que las cadenas no entienden que si otros toman cubatas es porque no saben lo bien que sienta hacer imaginaria ante la Cruz. </span>
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