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La Agenda nueva

¡Acabamos de estrenar el Año Nuevo, y sobre la mesa y en nuestro bolsillo, la Agenda nueva! ¡Brillan sus páginas con el esplendor de la ilusión! Se deja traslucir en cada hoja, blanca y flamante, un futuro esperanzado, porque ponemos nuestra vida en las manos del Señor. Y ese aroma tan peculiar del misterio y la providencia que nos hace sentir la emoción y la responsabilidad de cada año: "¿Qué quiere Dios de nosotros en este año? ¿Qué nos pide, especialmente?".

La Agenda nueva es una invitación a las acciones nuestras de cada día, pero, tambien y sobre todo, a anotar sugerencias, proyectos, propósitos, afanes y urgencias, obligaciones, deberes y compromisos. La Agenda nueva hemos de contemplarla como la "tarjeta de visita" de Dios.


En la Agenda encontraremos las celebraciones litúrgicas, los acontecimientos religiosos, el latir de cada jornada con su prosa y su poesía. Acaso, como pórtico, podríamos colocar este ramillete de propósitos para estrenar nuestra Agenda nueva y para que cada una de sus páginas esté siempre iluminada.


1. Dedicar cada día unos "minutos para Dios", -tres al menos, o quince o treinta-, siempre ante el Sagrario, sintiendo la presencia real de Cristo ante nosotros, para abrirle de par en par nuestra vida, para escuchar su voz cercana.


2. Leer cada día unas líneas del Evangelio, la Palabra de Dios, a ser posible con su comentario autorizado, que nos enriquezca y nos forme mejor.


3. Buscar y anotar un pensamiento hermoso, un eslogan vibrante, que nos sirva de pauta para vivir cada jornada.


4. Realizar un gesto hermoso de caridad, de amor con el prójimo: una sonrisa, un consejo, un silencio para la escucha, una plegaria, una limosna.


5. Ofrecer una mirada a una imagen de la Virgen María, como símbolo de un encuentro con nuestra Madre del cielo.


6. Sentir y practicar cada día esos tres hermosos destellos que configuran nuestra silueta: "caminantes, sembradores y testigos".


7. Encender una luz en la mesilla de noche de nuestro corazón: un verso, un poema, un testimonio, un don recibido.


Así, nuestra Agenda será como un "pequeño jardín de flores", en nuestro bolsillo, con su aroma penetrante y embriagador.



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