«La confesión es el gran logro del catolicismo, el ser humano es pecador», dice Álex de la Iglesia
En «La confesión», su episodio del filme colectivo «Words with Gods», Álex de la Iglesia destila las esencias de su cine –extremo, esperpéntico, delirante– en un corto que convierte en cura a un asesino a sueldo, presto a la extremaunción de un ateo con más de un pecado en la cartera.
En «Messi», que clausura el próximo viernes la sección Venice Days, deja que el misterio del Balón de Oro se resuelva a través de los que le conocen y le admiran. Y mientras tanto, De la Iglesia sigue driblándose a sí mismo: ¿con qué jugada nos sorprenderá?
-«Words with Gods» examina los vínculos entre Dios y el hombre. Su episodio es muy diferente al resto, pero es innegable que vuelve a demostrar que la religión tiene un papel importante en su filmografía...
-Tal vez sea porque estudié en una universidad de curas... En «El día de la bestia», el cura es el protagonista y tiene una visión tan profunda de las cosas que no encaja con nadie. Todo el mundo le toma por loco, pero él es un tipo muy serio, quiere contactar con el diablo. Era una visión extrañamente talibán de los jesuitas. En «Perdita Durango» Romeo Dolorosa también es un sacerdote. Ambos son personajes que generan su propia religión. La religión es tu manera de relacionarte con el mundo y la realidad. Dios es el nombre de una pregunta. Todos queremos encontrarle el sentido a la vida, y la manera que tenemos de nombrar esa pregunta es Dios.
-Precisamente «La confesión» destaca del conjunto por su sentido del humor.
-El humor, la falta de pretensiones, es la mejor manera de pensar, de tener la mente abierta sin estar preocupándote de saber si lo que estás pensando es importante o no. El humor es la mayor expresión de libertad que existe. No es una cuestión de falta de respeto. Ese es el drama de nuestra sociedad: que pensamos que el humor es irrespetuoso por definición. El humor es la ausencia de cortapisas y la confianza en el otro.
-Utiliza el humor para subvertir uno de los rituales clásicos del catolicismo: la extremaunción.
-La religión católica es la más generosa de las religiones. Soy católico en ese sentido. La confesión es el gran logro del catolicismo. El ser humano no es un tipo perfecto. Es un pecador. Cristo se siente atraído por los pecadores, no por la gente «buena».
»Existe una contradicción maravillosa en el catolicismo. Según su manual de instrucciones, para ir al cielo no hay que cometer pecados, seguir los mandamientos de la ley de Dios de una manera racional y portarte bien. El asunto es que ése no es el camino preferido de Dios. Dios prefiere a los pecadores: si tú eres cruel, perverso y vicioso, pero al final te arrepientes te sientas a la derecha de Dios Padre. Es el arrepentimiento, el reconocer tus pecados, lo que más admira Cristo. El hecho de saberse humano.
»Cristo es un Dios que comete errores. Comete el error de confiar y es crucificado. Se da cuenta de que la única manera de enmendarlo es sacrificándose. El cristianismo es la única religión que sacrifica un Dios, no a un hombre. Por eso es una religión que me llena de esperanza, en la que yo tengo una oportunidad.
-Hay también un interés por profanar la iconografía religiosa, o por la iconografía de lo profano. ¿De dónde viene?
-Cada símbolo remite a un mundo. Y de inmediato transmites un trozo de ese mundo al que lo ve. Lo que quiero contar llega mejor al espectador. Supongo que me gusta tanto lo extremo por los tebeos. En los tebeos explicas una historia en un solo trazo y los personajes son muy exagerados. Prefiero al tío que se lo curra con una línea, y que juega con el contraste y el blanco y negro, que el que pinta un óleo. Eso te aleja del público que prefiere los matices, pero es mi estilo. Y es lo que ocurre en este corto: tú estás cómodo en una comedia y de pronto jugar con ese universo simbólico te lleva a la incomodidad.
-¿Cómo casa ese amor por lo extremo con un documental como «Messi»?
-Siempre tengo una clara intención de huir de mí mismo. Otra cosa es que pueda hacerlo. Por eso cuando me proponen lo de Messi acepto por lo ajeno que me resulta. Es un material que no controlo, tengo que investigar sobre él, porque a mí no me gusta el fútbol. Y de repente te encuentras con un tipo extraño, enigmático. Unos piensan que es tímido, retraído. La mitad del mundo le odia, la otra mitad le ama. No hay posibilidad de diálogo entre sus fans y sus detractores. Messi se convierte en una religión. Tiene un punto de «Ciudadano Kane». Y me pregunto: ¿Cuál es el Rosebud de Messi?
-¿Cuál es?
-Su familia le protege de una manera casi religiosa y él depende de ella, y también de sus amigos de la infancia. Él sigue yendo de vacaciones a su pueblo y Rosario no es precisamente Mónaco. Messi tiene una conexión muy fuerte con su pasado. Quería huir de esos documentales en los que se filma al entrevistado sobre un fondo neutro y no puede compartir sus ideas con los demás. Entonces se me ocurrió: «¿Por qué no montamos una cena, como en "Broadway Danny Rose"»? Técnicamente era imposible. ¿Cómo vamos a reunir a los amigos de Messi, a los jugadores y a los expertos en fútbol para que hablen de lo que me interesa, esto es, de por qué juega como juega y cómo ha llegado a ser el que es, en un mismo día y un mismo espacio? Y entonces pienso en construir dos sets, uno en Buenos Aires y otro en Barcelona.
-Hay una tensión patente en el documental, la que se produce entre la ausencia de Messi como entrevistado y su omnipresencia a través de los otros. ¿Por qué no está Messi?
-No quería que fuera el documental oficial. Por eso preferimos mantenernos al margen de la familia y construir el personaje a partir de la mirada y la opinión que los demás tienen de él. Una vez que vio el material, hubo la oportunidad de entrevistarle e integrarle en el montaje final, pero yo me negué, estaba seguro de que íbamos a estropearlo.
-¿Y Guardiola?
-Ni en Alemania concede entrevistas. Se protege mucho, es muy reservado. Yo lo peleé hasta la muerte pero no pudo ser. Estábamos pensando en una mesa con los mejores jugadores del mundo. Pelé, Maradona... Al Pelusa le fui a ver a Qatar, pero nos pedía un millón de dólares de caché y en ese momento no disponíamos de efectivo (risas). Aún así le convencí para que, al menos, nos diera una declaración, que es la que aparece en la película.
-¿Cómo trabajó estéticamente las relaciones entre cine y fútbol?
-Quería rodar el fútbol de otra manera. El fútbol siempre lo ves de lejos, filmado con teleobjetivo, etc. Mi meta era romper con esa puesta en escena, acercarme a él, pero creo que ahí me he quedado un poco corto. Y luego el hecho de filmarlo en scope era casi una necesidad, porque tienes que ver cómo llega el contrincante, y compone mucho mejor. El formato cuadrado de la televisión no ayuda.
-No hay mención de sus problemas con Hacienda. ¿Era una cuestión tabú?
-Tampoco hubo la intención de eludir el tema. De hecho, en un momento que hemos incluido se menciona. Como se menciona el odio que algunos argentinos muestran a Messi por considerarlo catalán, y haber abandonado a su patria.
[Álex de la Iglesia habló más sobre el perdón de los pecados en la presentación de su corto, aquí ]
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