Seguimos dentro de una crisis evangelizadora. S. Agustin
Recordemos el pasaje de Isaías que Cristo leyó en la Sinagoga: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió y envió a evangelizar a los pobres y predicar la redención a los cautivos". Es interesante entender por qué a los pobres y los cautivos. ¿No se puede evangelizar a una persona que no sea pobre ni cautiva? Para desentrañar este "misterio" pensemos en una de las bienaventuranzas: "Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el Reino de los Cielos".
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