Cuarenta años de comunismo en Vietnam: el Estado presenta los nuevos controles a la religión
El devastador conflicto dejó 3 millones de vietnamitas muertos en ambos frentes. También murieron unos 60.000 soldados americanos.
Cuarenta años
Hablando en el desfile de Ho Chi Minh City (que una vez se llamaba Saigon), el Premier Nguyen Tan Dung condenó los “innumerables bárbaros crímenes” cometidos por los EEUU durante la guerra, que han causado “desmedidas pérdidas y dolores” al pueblo vietnamita y a la nación.
Hace 40 años, la noticia de este “Abril negro” aparecía en los primeros títulos de todos los periódicos del mundo. Inmediatamente después, en los 10 años sucesivos, centenares de miles de “boat people” comprendidos numerosos católicos arriesgaron sus vidas huyendo del país en embarcaciones de fortuna en busca de democracia y libertad.
Muchos de ellos volvieron a la patria recientemente para visitar a parientes y para iniciar empresas comerciales: muchos se resisten todavía a venir hasta que la dictadura no deje definitivamente su poder.
Después de decenios de guerras amargas, que han llevado al país a la pobreza y al aislamiento, mucho ha cambiado. Los enemigos de un tiempo ahora son amigos y tienen relaciones diplomáticas.
El Vietnam de hoy-según una investigación del Pew Research Centre- tiene la percepción más positiva del capitalismo, hasta más que la misma Alemania, China, India o EEUU. De hecho, el país está regido por un comunismo de nombre solamente.
Pero en todo caso, el Partido único controla todavía y en modo estrecho los medios y arresta a los disidentes políticos. Las autoridades encarcelan a aquellos que osan desafiar su dominio para defender en modo directo o en las redes sociales la democracia y la libertad religiosa.
En el año 2014, si bien el país tratase de buscar la aprobación de EEUU para entrar en la Trans Pacific Partnerships (Tpp, un tratado de reglas e inversiones regionales), decenas de activistas fueron condenados con procesos –farsa sólo porque ellos han dado voz a pacíficas críticas contra el gobierno. Esto no parece disminuir.
Tiempos duros
También la Iglesia católica en Vietnam está frente a diversas dificultades desde los tiempos de la unificación entre el Norte y el Sur. Después de aquella fecha, en 1975, los comunistas de Hanói se volcaron en una decidida supresión de las religiones. Ellos controlaban y observaban toda forma de asamblea, comprendidos los encuentros religiosos.
El entonces obispo coadjutor de Saigón, Francis Xavier Nguyen Van Thuan [luego liberado, exilado y encargado por el Vaticano como presidente de Justicia y Paz, luego elevado al cardenalato por Juan Pablo II, nota de AsiaNews] fue encarcelado por el gobierno comunista vietnamita por 13 años, de ellos 9 en aislamiento sólo porque él era un sobrino de Ngo Dinh Diem, el primer presidente del Sur Vietnam.
Después del 30 de abril de 1975, muchas actividades religiosas fueron eliminadas o prohibidas: como el ministerio pastoral, la educación en los seminarios, las obras caritativas y culturales. Varias propiedades de la Iglesia-como hospitales, conventos, monasterios, seminarios, casas de acogida y tantas otras- fueron secuestradas.
El arzobispo emérito de Ho Chi Minh City, el cardenal Jean Baptiste Pham Minh Man, en 2009, declaró que “sólo en Saigón fueron confiscadas unas 400 propiedades de la Iglesia; 516.000 en toda la diócesis; (en el mismo período) los curas disminuyeron de 414 a 226 y los fieles de 516 mil a 387.184”.
El nuevo gobierno obligó a la Iglesia a cerrar más de 2.000 instituciones educativas, de los jardines para la infancia a las escuelas superiores, a los colegios universitarios, como el instituto pontificio S. Pío X en Da Lat, donde estudiaron el actual cardenal de Ho Chi Minh City y diversos otros obispos.
También Caritas Vietnam fue obligada a cerrar y bloquear todas sus obras desde el 1976 al 2008. Aún hoy a Caritas Internationalis le está prohibido abrir una oficina en el país.
De este modo la Iglesia no tenía nada para asistir a su pueblo: ni escuelas, ni educación, ni enseñanza del catecismo, ni hospitales para las curaciones, ni organizaciones de caridad para ayudar a los pobres y a los marginados. Pero la Iglesia no se debilitó, sino que se convirtió en testigo de caridad en la profunda miseria de las personas.
Una nueva era para la Iglesia
La situación religiosa en Vietnam de hoy mejoró mucho, si la comparamos con el pasado. Ahora no es difícil ver en todo el país “una Iglesia viviente” llena hasta lo inverosímil de fieles también en las misas de días entre semana. Los fieles pueden ir a la iglesia y encontrar con libertad a sus pastores, pueden encontrarse y organizar el estudio del catecismo y su apostolado. En la Iglesia católica, la práctica religiosa es altísima.
Las cosas parecen allanarse siempre más. Fueron permitidos algunos grandes mitin religiosos. En 2008, el gobierno restituyó 52 acres de terreno al santuario de Nuestra Señora de La Vang, confiscado en la provincia de Quang Tri. Las autoridades locales permiten hasta el encuentro anual de 1 millón de personas para la fiesta del santuario, el 15 de agosto, día de la Asunción de María. Llegó hasta el permiso para la construcción del nuevo santuario de La Vang que costará unos 25 millones de dólares Usa.
En diciembre de 2012, la 10° Asamblea plenaria de la Federación asiática de las conferencias episcopales (Fanc), en ocasión de los 40 años de su fundación, fue hospedada en Vietnam, con la presencia de personalidades vaticanas, permitida por el gobierno y la obligación de algunas restricciones en los medios por parte de los organizadores
Sólo hace 2 semanas, en el documento final después de si encuentro anual, la Conferencia episcopal de Vietnam declaró que la Iglesia está por abrir su primer universidad católica que será llamada “Instituto Católico de Vietnam”.
Esto sucede después que la educación católica fue dejada fuera por decenios del sistema educativo monopolizado por el Estado. Para la nueva institución, los obispos han ¡hasta pedido el título de “pontificio” a la Congregación vaticana para la educación católica!
De todos modos, el derecho constitucional de la libertad religiosa continúa siendo interpretado y aplicado en modo discontinuo. En algunas zonas las autoridades dejan un espacio relativamente amplio a la Iglesia. En otras, la Iglesia está sometida algunas veces a violencias y persecuciones por los gobernantes locales. Corrupción y burocracia ponen restricciones a la libertad de la Iglesia y a su crecimiento.
En muchas diócesis impusieron límites a las estructuras educativas, a construir iglesias nuevas, a publicar material religioso, a hacer crecer los movimientos católicos, a incrementar el número de sacerdotes y hermanas, mientras crece la demanda religiosa.
En abril, durante la misa crismal del Jueves Santo, Paul Bui Van Doc, arzobispo de Saigón, anunció que la basílica de Notre Dame aceptó la oferta de ser restaurada en los próximos meses: sería la primera vez desde su consagración, en Pascua de 1880. En los mismos días, en la diócesis de Vinh y Kontum las autoridades locales han enviado policía y malhechores a destruir algunas capillas de oración, agrediendo a los fieles y al clero. En algunas zonas rurales es un verdadero problema recibir el permiso para construir una iglesia.
En el presente, para poner en dificultad a la Iglesia, el gobierno actúa restricciones, técnicas disuasivas, prohibiciones de manera sofisticada...
El guante de seda del gobierno comunista esconde una barra de hierro para atacar a la Iglesia, considerada la única institución influyente y capaz- además del gobierno- de coordinar manifestaciones de masa, como las que se realizaron en el reciente pasado en los conflictos entre Estado e Iglesia sobre terrenos secuestrados.
El uso de los gestos vaticanos
Al inicio del año, el gobierno central aplaudió la decisión del papa Francisco de elevar a la púrpura cardenalicia al arzobispo de Hanói, Peter Nguyen van Nohn. Un anciano sacerdote, confía a AsiaNews: “El Partido comunista vietnamita aprovecha los movimientos del Vaticano para publicitar su política religiosa, como sucedió con la visita pastoral del card. Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos, en enero de 2015”.
“El gobierno -agrega el anciano sacerdote que quiere se preserve su anonimato- trata de mostrar que hay una mejora real de la libertad religiosa para ser reconocido como un aliado creíble en la comunidad internacional”.
Persecución y censura
No obstante esto, a menudo el gobierno envía representantes del Comité para los asuntos religiosos y del Ministerio de seguridad pública para encontrar a obispos y superiores de congregaciones religiosas para pedir ayuda y cooperación en remover a algún obispo o un sacerdote que ellos consideran como opositor del régimen.
Hasta hoy, la diócesis de Vinh long, en el sur, está sin obispo porque el último, Thomas Nguyen Van Tan, muerto el 17 de agosto de 2013, era un hombre con coraje que a menudo se oponía al gobierno en las disputas que se referían a los terrenos secuestrados en manera injusta.
Otros prelados vietnamitas y sacerdotes son famosos por su coraje frente a las violencias del gobierno: Joseph Ngo Quang Kiet, arzobispo emérito de Hanói, que se retiró en el 2010 a sus 58 años “por motivos de salud”, después de enormes presiones de las autoridades; mons. Micahel Hoang Duc Oanh de Kontum: el obispo emérito de Ninh, mons. Paul Mary cao Dinh Thuyen; mons. Nguyen Thai Hop, P.P. de Vinh; los padres redentoristas.
Es cierto también que en los últimos años, las relaciones entre Estado e Iglesia mejoraron: ahora hay un representante vaticano no-residente (no había ninguno desde el 19 de diciembre de 1975); se realizaron visitas de líderes vietnamitas en el Vaticano, encuentros bilaterales con el Papa Benedicto XVI y con el Papa Francisco en la esperanza de restablecer las relaciones diplomáticas. Pero no obstante esto, los católicos en Vietnam sufren aún malestares y discriminaciones.
El gobierno vietnamita mantiene todavía restricciones y control sobre el número de seminaristas, sobre su educación y sobre sus ordenaciones presbiterales. Mantienen su poder de veto en los nombramientos episcopales decididos por la santa Sede.
El Estado, aún hoy, no aprecia los derechos y la contribución de los católicos. La Iglesia no tuene mucho espacio en los ámbitos sociales como la educación, las curaciones médicas, la caridad donde esta tiene mucha experiencia y grandes potencialidades.
El espacio para la prensa católica es restringido; vive en el miedo y en consternación, sobre todo porque ve la situación de persecución hacia sus colegas, especialmente los vietnamitas del Redemtoris Media Institute. Así, los sitios web católicos se reducen a publicar genéricas noticias religiosas, meditaciones y reflexiones espirituales.
Hoai Pham es un periodista católico, responsable de un sito web muy popular en Vietnam. En este momento vive en Ho Chi Minh City. Confiesa a AsiaNews: “Aquí tengo a mi familia y algunas veces tengo miedo que las autoridades me fastidien si escribo algo crítico”. Así, Pham decidió “practicar la auto-censura”, porque “si me arrestan, nadie vendrá en mi ayuda”.
Pasaron 40 años de final de la guerra y muchas heridas de entonces se curaron superficialmente. Sin embargo, aunque si Ho Chi Minh City hoy respira con el capitalismo, una cierta división es aún palpable. Una vez el Premier Vo van Kiet dijo: “Recordando la guerra (de Vietnam), 1 millón de personas se siente feliz; 1 millón de personas se siente loca”.
El nuevo proyecto de ley religiosa
Los obispos se han pronunciado recientemente sobre los nuevos proyectos de ley del gobierno vietnamita sobre "Fe y religión". Para los obispos vietnamitas, los proyectos violan el "derecho a la libertad de religión", va en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución de la República Socialista de Vietnam, muestran que el propósito del gobierno es "interferir profundamente con los asuntos religiosos", continuando con una política que fomenta la corrupción y permite el abuso a las autoridades locales.
La decisión -bastante inusual- del departamento de Gobierno sobre religión para escuchar la opinión de los obispos y la brevedad del plazo concedido para contestar - 13 días - alimenta la sospecha de que quieren "hacer las cosas para que se vea democrática" o que desean proporcionar a los funcionarios que se ocupan de la religión instrumentos para "reforzar su control".
En el documento de la diócesis de Kontum, firmado por el obispo Hoang Duc Oanh y del emerito Tran Thanh Chung, denuncian la violación de la Declaración de las Naciones Unidas y la Constitución. "Los países desarrollados no necesitan ningún organismo encargado de las religiones", escriben.
"Cada religión – se lee también - tiene sus cánones y reglas. ¿Cómo no puede ser absurdo que los "no creyentes" quieren establecer las reglas para las personas de fe?". "Esto – añaden más adelante - debe ser la tarea de los parlamentarios religiosos o atentos a la fe, y los que son verdaderos líderes religiosos, no de quienes no son creyentes".
De su parte, monseñor Joseph Nguyen Duc Hieu, vicario general de la diócesis de Bac Ninh, recuerda que la Constitución vietnamita afirma el derecho a la libertad de religión y "reconoce, respeta, protege y garantiza" el derecho de los ciudadanos a trabajar en las esferas política, económica, cultural y social.
Y al igual que los obispos de Kontum, repitiendo lo que había sostenido la Conferencia Episcopal, en el año 2013 cuando se discutía la actualización de la Constitución declaró: "Toda persona tiene derecho a la libertad de creencia y religión, incluido el derecho a seguir cualquier religión o no seguir ninguna religión, y el derecho a practicar ritos religiosos, tanto individual como comunitariamente. Ninguna religión o ideología puede considerarse obligatorio para el pueblo vietnamita. El gobierno no debe difundir puntos de vista negativos sobre la religión, ni interferir en los asuntos religiosos internos, tales como la formación, la ordenación, la transferencia del clero".
"Los actuales proyectos de ley - por lo tanto - están en contra del derecho a la libertad de religión y de fe". "Una visión general del proyecto de ley indica que va en contra de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Constitución de la República Socialista de Vietnam, que fue modificada en 2013. Se observa que los proyectos de ley son una broma en relación a la Ordenanza sobre las creencias y la religión".
"La libertad de religión es un derecho y no un privilegio. Pero los proyectos de ley tienen muchas lagunas y limitaciones a ese derecho. Todas las organizaciones religiosas y sus personalidades, en lugar de disfrutar de los derechos legítimos, se ven obligados a pedir ejercerlos cuando quieren organizar celebraciones, formación, coordinación, etc...".
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