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Toledo, 31 de julio de 1936. En el Paseo de San Cristóbal

El 31 de julio sufrieron el martirio siete carmelitas que fueron asesinados a lo largo de la fachada exterior que corre entre el costado de la iglesia de los PP. Carmelitas  y la puerta del huertecillo del convento. Antes de narrar la entrega de sus vidas contamos ahora el martirio del último sacerdote diocesano el siervo de Dios Rufino Ortiz-Villajos Plaza.

El martirio del sacerdote anterior, el siervo de Dios Valentín Covisa Calleja, ya fue narrado justo hace dos años, solo indico aquí la lectura del artículo:
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El siervo de Dios Rufino Ortiz-Villajos Plaza nació el 28 de febrero de 1892 en El Viso de San Juan (Toledo). Tras sus estudios en el Seminario de Toledo, el 29 de mayo de 1915, recibe la ordenación de diácono de manos del cardenal Victoriano Guisasola, en la capilla del Palacio Arzobispal. El 18 de diciembre de 1915, fue ordenado sacerdote por el entonces obispo auxiliar de Toledo, monseñor Juan Bautista Luis y Pérez (que lo fue de 1915 a 1921).

En 1916, don Rufino fue enviado como coadjutor a Villaluenga de la Sagra; en enero de 1921, se le nombra ecónomo de Albalate de Zorita (Guadalajara); en 1925, párroco de Illana (Guadalajara). Finalmente, en 1931, recibe el nombramiento de capellán del Asilo Provincial de Toledo. Vivía con su hermana Diodora.

Tomamos esta hermosa fotografía del blog de Eduardo Sánchez Butragueño (fotografía de Santiago Relanzón) de una procesión por los claustros del convento de San Pedro Mártir a comienzos del siglo XX, donde se ubicaba el Asilo Provincial.

Don Rufino trabajó en la Federación Católica Agraria de Toledo. Coincidiendo con las elecciones que proclamarán la Segunda República, el 14 de abril de 1931, conservamos varias noticias de diversos actos en los que participó.

El primero de ellos fue en Cobisa (Toledo), el 2 de marzo de 1931. Afirma “El Castellano” que era “un acto de propaganda Agrícola organizado por la Federación Católico-Agraria de Toledo, que resultó de gran lucimiento… Habla luego el sacerdote de la Federación, don Rufino Ortiz, quien, en términos brillantes, expone los fines y ventajas de la Federación Católico-Agraria, exhortando a los agricultores de Cobisa a reunirse en un Sindicato católico dentro de la Federación de Toledo.

Se refiere a los orígenes de la Federación Católica que arranca de los antiguos gremios y de los que ha tomado su lema de: “Unos por otros y Dios por todos”. Manifiesta la imposibilidad en que se encuentra el agricultor para abordar individualmente los problemas que hoy tiene planteados y se refiere a los servicios establecidos por la Federación que vienen en su ayuda para resolverlos. Se extiende en las ventajas de las Cajas de Ahorro y préstamos que libran al agricultor de las garras de la usura. Se refiere a algunos casos concretos que, con la ayuda económica y moral de la Federación, han conseguido convertirse muchos colonos en propietarios y termina diciendo que con la unión y la ayuda de Dios se resolverán prácticamente los problemas agrícolas que llevarán a los agricultores a una vida más desahogada y tranquila”.

Los otros dos actos, en los que don Rufino aparece son en Argés y en Alcabón. El primero, el 4 de marzo de 1931, apareció publicado en El Castellano del 9 de marzo. Tras la presentación “a continuación tomó la palabra don Rufino Ortiz, que hizo la apología de la Sindicación Católica Agraria y explicó las ventajas que lleva consigo y que dividió en dos órdenes: la de orden moral y la de orden económico. Entre las primeras citó el provecho que se alcanza por medio de conferencias y proyecciones cinematográficas que contribuyen a la ilustración de los agricultores… Se refiere a las ventajas económicas que suponen las Cajas de Ahorros y Préstamos en las que pueden colocar sus ahorros los agricultores, recibiendo un interés superior al que da cualquier entidad bancaria y este dinero le emplea en ayudar a sus hermanos necesitados mediante un módico interés… Recomienda el señor Ortiz a los agricultores de Argés que para defender sus intereses formen un Sindicato mixto de propietarios y obreros… Al terminar el señor Ortiz, es objeto de una merecida ovación… Se proyecta luego una película referente al uso de los abonos en el cultivo de la patata, que agradó mucho a la concurrencia…”.

El acto de Alcabón se celebró el 9 de marzo de 1931, y apareció publicado, el 13 de marzo, en el mismo diario toledano. “… Comenzó su disertación don Rufino Ortiz, explicando los motivos de estos actos de propaganda agraria. La clase labradora es la más agraviada y la menos remunerada y atendida. Por eso recomienda la unión de los labradores, para que, unidos todos, puedan conseguir aquellos beneficios  que aisladamente no les sería posible. En apoyo de esta afirmación cita varios ejemplos, como la derogación de la tasa del trigo, conseguida por las Federaciones Católicas Agrarias, y la parcelación de grandes fincas que convierten al labrador en pequeño propietario”.

Una vez más, Eduardo Sánchez Butragueño, nos presta esta curiosa foto publicada en su magnífico libro ToledoOlvidado2. Se trata de la toma, por parte de las milicias republicanas, de la sede de la Federación Agraria Católica en la calle Carretas. La imagen tomada en verano de 1936 muestra a soldados republicanos desplegando un paracaídas, junto a una bandera de la CNT.


 

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