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Los Evangelios: ¿cómo y cuándo fueron escritos?

 ‘Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido’  (Lucas 1:1-4).

¿Cómo se escribieron los Evangelios?

Modernos investigadores creen actualmente que el método descrito por San Lucas en los versículos del encabezamiento de este trabajo fue, en esencia, el empleado para escribir los Evangelios de Mateo y de Marcos, así como el de Lucas. Probablemente quienes escribieron estos Evangelios no fueron testigos de la vida de Jesús, sino que basaron sus narraciones en los relatos orales y escritos de quienes realmente habían conocido al Mesías personalmente.

Los diversos sermones de Jesús, tal como el Sermón de la Montaña, al parecer fueron pronunciados en ocasiones específicas, tal como se relata en los Evangelios, sino que son un conjunto de sentencias de Jesús agrupadas en temas coherentes por los autores de los Evangelios. El objetivo de éstos era religioso, no histórico. Trataron de conservar el espíritu de las enseñanzas de Cristo; los sucesos de la vida de Jesús sólo fueron relatados en relación con la creencia de los evangelistas de que Él era el Cristo, el Mesías enviado por Dios para redimir a la humanidad.

El apóstol Pablo no hizo referencia alguna a la vida a la vida de Jesús en sus numerosas cartas. Le bastaba que Jesús fuera el Cristo que, tras haber muerto por los pecados del hombre, había resucitado y volvería de nuevo a la tierra. De hecho, dada la actitud completamente religiosa de todos los primeros escritores cristianos, resulta asombrosa la cantidad de datos que dan acerca de la vida y circunstancias de Jesús.

De los cuatro Evangelios puede establecerse el bosquejo de la vida de Jesús con cierto detalle. Los detalles de la juventud de Jesús sólo aparecen en el de Lucas, mientras que lo relativo a su misión en Galilea se ha tomado de los cuatro Evangelios. El relato de su ministerio final en Judea se ha extraído principalmente del Evangelio de Juan. Es verosímil que, como éste afirma, permaneciese Jesús en Judea bastante más tiempo del que los otros autores dan por supuesto.

El relato del prendimiento, juicio, crucifixión y resurrección, se basa en los cuatro Evangelios, así como en el libro de los Hechos de los Apóstoles que, según se cree, fue escrito por San Lucas. El libro es muy rico en detalles de los tiempos de Jesús, como asimismo fuente principal del relato de la vida y obras de los apóstoles después de la muerte de Cristo.

¿Cuándo se escribieron los Evangelios?

Mucho se ha investigado y debatido esta cuestión a lo largo de los siglos. Actualmente la mayor parte de las autoridades en la materia suponen que fueron escritos en la etapa comprendida en el último tercio del siglo I d.C.

Se considera que el primer Evangelio escrito fue el de Marcos, y algunos investigadores sostienen que se terminó en Roma inmediatamente antes de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C. Existe la creencia de que el Evangelio de Marcos fue la fuente fundamental para los de Mateo y Lucas. En razón de los numerosos pormenores que estos tres Evangelios tienen en común, se les denomina ‘sinópticos’, cuyo término proviene de la voz griega ‘synopsis’, que significa ‘visión en común’.

De otra parte, el Evangelio de Juan no contiene ninguna de las parábolas mencionadas en los otros Evangelios, y ofrece una interpretación mucho más mística del ministerio de Jesús. Concentrado preferentemente en su actuación en Judea, fue escrito después de los otros tres Evangelios, posiblemente a finales del siglo I d.C.

Las diversas cartas a las primitivas iglesias, incluidas las de Pablo, eran en realidad instrucciones a las nacientes comunidades cristianas que los apóstoles dejaban como secuela de sus viajes misioneros. Contienen numerosos aspectos esclarecedores sobre el pensamiento y la vida de los primeros cristianos. En su mayoría, datan también de finales del siglo I d.C. y algunas de ellas parecen escritas incluso antes que los Evangelios.

Fu igualmente importante para la difusión del Evangelio de Jesús y el auge del cristianismo, el que el griego se hablara profusamente en todo el Imperio Romano. El Antiguo Testamento se había traducido al griego unos siglos antes, con lo que muchos paganos quedaron abocados a la tradición hebrea. En griego se escribieron también los Evangelios, los Hechos, las Cartas de Pablo y el libro del Apocalipsis.

Así pues, todo el Nuevo Testamento y el mensaje de Jesús acerca de fe y de salvación, latentes en el Antiguo Testamento, se expresaron en términos comprensibles para la gran mayoría de los habitantes del Imperio Romano de aquellos años.

 

‘Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente, y también del griego’

(Romanos 1:16)

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