San Mamés de Cesarea, pastor mártir.
De San Mamés se sabe poco, aunque mucho se ha inventado, como con muchos santos más. Lo más certero que puede saberse de él, lo hallamos en el Sermón XXVI de San Basilio (2 de enero y 14 de junio), dedicado al santo. También hay referencias en el sermón XLIII de San Gregorio Nacianceno (2 de enero). Lo demás, las llamadas “Actas Griegas” son piadosas, pero fabulosas y tardías, por tanto no son confiables, cuanto más que copian de las Actas (también ficticias) de los mártires San Mamés el monje y San Mamés el niño.
De las palabras de San Basilio Magno y San Gregorio Nacianceno, todo lo que podemos recoger es que era un pastor que sufrió el martirio por la fe de Cristo en Cesarea, Capadocia, en el año 275. Y, por supuesto, se supone que ya algún culto tendría cuando estos santos le dedican sermones. Mientras que las arriba mencionadas Actas Griegas dicen (haciendo un resumen) que era hijo de los santos Teodoto y Rufina (31 de agosto) y que murieron mártires siendo su hijo recién nacido. Rufina dio a luz en la cárcel, adonde llegó Santa Ammia (31 de agosto) enviada por un ángel, para pedir le dejaran enterrar a los muertos y cuidar del niño. Mamés vivió con ella 5 años sin pronunciar palabra hasta que a esa edad le llamó “mamá”, por eso Ammia le llamó así “Mammas” (en realidad, este es el nombre del santo). Para no ser menos, nos cuentan que fue un estudiante brillante y nunca ocultó su fe cristiana, antes bien demostraba lo falso del culto a los dioses.
En el 275 el emperador Aureliano inició una persecución. Mamés tenía quince años cuando fue detenido y llevado ante el emperador, que le aconsejó negar a Cristo, al menos “de labios para afuera”. Mamés se negó a traicionar a Cristo "ni con mis labios, ni con mi corazón" y el emperador ordenó que fuera apaleado, chamuscado con antorchas, y finalmente arrojado al mar. Así se hizo, pero un ángel lo salvó y lo llevó a una montaña cerca de Cesarea, donde llevó vida de recluso, y haciendo milagros, como el de domar las bestias salvajes. Fue encontrado finalmente, ya adulto, y vuelto a apresar, le intentaron quemar y sobrevivió, le arrojaron a las fieras y estas no lo tocaron (los leones son su atributo principal). Finalmente un sacerdote pagano le atravesó con un tridente (otro de sus atributos típicos). Inmediatamente sanaron muchos cristianos enfermos que tocaron sus reliquias.
Su cuerpo estaba en Cesarea aún en la época de San Basilio y San Gregorio Nacianceno (siglo IV) y allí estuvo hasta el siglo IX, según Nicetas de Heraclea, quien lo menciona en un comentario sobre las oraciones de San Gregorio Nacianceno. Pero otra relación dice que en el siglo sexto la reina y luego abadesa Santa Radegunda (28 de febrero y 13 de agosto) solicitó al Patriarca de Jerusalén una reliquia de San Mamés y este le envió un dedo; por tanto, en Jerusalén, ya en esta época había otro “cuerpo de San Mamés”. Otro cuerpo se venera en Milán, mientras que en Chipre se venera otro más, del que se dice llegó a las costas flotando en un ataúd de mármol. En Lucca se venera una cabeza que aún contiene carne y pelo rojo, incluida la barba, y es tenida como la de San Mamés. En Langrés y Elwangen se veneran una parte de la cabeza y un brazo, trasladados ambos desde Constantinopla. Y también en Lorbano, Portugal, se veneran otras reliquias.
Sus atributos más típicos son el cayado de pastor, o en su lugar un tridente, el instrumento de martirio. Siempre le acompañan ovejas o cabras, recordando su oficio de pastor y su protección sobre los ganados. Es abogado de pastores, protector de las cosechas y los rebaños. Muchos pueblos españoles le tienen por patrón o celebran su memoria con romerías. El Menologio de Constantinopla y el Gran Calendario de Rusia marcan su festividad el 2 de septiembre (Nápoles también lo celebra este día). El Martirologio Romano lo pone 17 de agosto, y las Iglesias Orientales lo celebra a 12 y 13 de julio.
Fuentes:
-"Año cristiano o Ejercicios devotos para todos los dias del año: Agosto. P. JEAN CROISSET. S.I. Barcelona, 1863.
-“La leyenda de oro para cada día del año”. Volumen 2. PEDRO DE RIBADENEIRA. Barcelona 1865.
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