Si eres joven y tienes 21 años lo más probable es que pases el verano en la playa, en el pueblo de tus padres o haciendo prácticas en una empresa o un curso de idomas en el extranjero. Sin embargo, el verano de Jaume, Eulalia, Javi, Alfredo, Juan y Carlos ha sido muy distinto al de la mayoría.
Este grupo de jóvenes vivió durante un mes en el devastado Irak. ¿Su máxima motivación para dejar Barcelona y «veranear» en Erbil? Los cristianos perseguidos.
Jaume desconocía hasta hace muy poco que algunos lugares del mundo eran hostiles con los cristianos. Comenzó a leer sobre el tema y se quedó tristemente sorprendido. Así que ha centrado sus esfuerzos en denunciar esta situación. Algo que coincidiendo con la irrupción en Siria e Irak de los yihadistas del Estado Islámico (EI), ha empeorado la situación: «¿Te puedes creer que hay 200 millones de cristianos que son perseguidos por sus creencias? Y no sólo por el Estado Islámico o en Corea del Norte, es un problema mayúsculo», explica Jaume a LA RAZÓN.
Recién licenciado en periodismo, Jaume habla a toda velocidad y con grandes expectativas. «El año pasado intenté irme a Siria pero no se pudo. Aun así, estuve en Líbano en un campo de refugiados».
Al preguntarle que por qué Irak, asegura que en unas jornadas de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) en mayo, donde es voluntario desde hace un par de meses, conoció al Padre Douglas. Este sacerdote iraquí sobrevivió a un secuestro del Estado Islámico.
Su testimonio de torturas durante nueve días conmocionó a Jaume, pero sobre todo la positiva actitud de este párroco que ha montado una casa de acogida con los cristianos iraquíes que han perdido su casa.
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