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«Un pedacito de Cielo»: las clarisas de Soria, un vergel vocacional que no para de atraer jóvenes

Tras una sequía vocacional que ha llevado a muchos conventos a ser cerrados se ha producido en España un florecimiento de la vida religiosa. Chicas jóvenes, muchas de ellas con prometedores carreras profesionales dejaban todo para seguir a Jesucristo y dedicar su vida a la oración y a la contemplación. Conventos como el de Iesu Comunio en La Aguilera o el de las dominicas de Lerma son un ejemplo que ha interrogado a muchos sobre el misterio que ha llevado a cientos de chicas a abrazar una vida dura pero que, sin embargo, las llena de felicidad.

Entre estos conventos florecientes hay uno que ha escapado a los focos pero que destaca por su vitalidad y su juventud. Son las clarisas de Soria, cuyo convento se sitúa en la iglesia de Santo Domingo, uno de los grandes monumentos del románico español.

Estas humildes religiosas consiguen evangelizar a diario desde la clausura. Como ya ha dicho el Papa Francisco en varias ocasiones la Iglesia crecerá por “atracción”. Y es lo que ocurre en este convento soriano.

Un ejército de jóvenes al servicio del Señor
La gente acude atraída por la paz que transmiten estas religiosas, por la alegría que contagian y por esta evangelización que sólo unas monjas pueden hacer desde el otro lado de las rejas. Es la Palabra que se va colando en el interior del que acude sin que lo perciba. Y cuando se quieren dar cuenta las monjas han conseguido inocular en sus visitantes esa semilla.


(Toma de hábito de una de las monjas / Foto: Diócesis Osma-Soria)

La comunidad religiosa es una de las más vitales de España. Actualmente supera las sesenta hermanas. En su gran mayoría jóvenes, muy jóvenes. El que acude a rezar con ellas puede observar numerosos velos blancos de las todavía postulantes e incluso varias con la cabeza aún descubierta. Las clarisas de Soria se han convertido sin duda en un foco de atracción evangelizadora.

Todas las tardes una hora antes de que dé comienzo la Eucaristía, todas las hermanas rezan vísperas ante el Santísimo Sacramento, expuesto permanentemente en el templo. En ese momento se produce la interacción con la gente. Muchos acuden sabiendo que las religiosas rezan en ese momento pero numerosos turistas reciben un inesperado regalo.

El gran regalo a turistas y vecinos

Es el caso de Isabel, una madrileña que acudió junto a su marido a la iglesia de Santo Domingo a contemplar la belleza de su fachada y al entrar al templo vio un espectáculo maravilloso. En ese momento decenas de monjas cantaban los salmos de las vísperas con una melodía que nunca podrá olvidar.

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