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En honor de una religiosa que es modelo para todos: Madre Angélica

Hoy he sabido que la Madre Angélica, fundadora de la emisora EWTN, ha partido hacia la morada eterna. Les puedo decir que he sentido pena, pero al mismo tiempo una profunda alegría. Pena porque me siento un poco más huérfano, pero alegre porque me he dado cuenta que la Gracia de Dios hace posible modelos maravillosos de vida cristiana. Es cierto que en nuestro tiempo parece que no tenemos muchos gigantes espirituales en los que buscar modelo, pero no es verdad. La acción de Dios sigue siendo maravillosa, aunque el ruido mediático interesando nos oculte a muchos de estos gigantes contemporáneos. La madre Angélica es no de estos grandes modelos actuales, no me cabe duda. 

Decía la Madre Angélica: “la Fe es como tener un pie en el suelo, un pie en el aire y una sensación de mareo en el estómago”. Todos nosotros huimos de esa sensación de incertidumbre racional, porque preferimos vivir anclados al suelo y bien atados a lo cotidiano. Preferimos ir en “manada”, para descargarnos de las responsabilidades y no “sentir” ese mareo en el estómago. Cuando nos vemos abocados a confiar en Dios, porque no tenemos otra opción, no es que nos sintamos demasiado cómodos. Nos falta confianza, sencillez y sobre todo docilidad ante la Mano de Dios. Esto se evidencia en otra de las frases de la Madre: “Si sigues a Dios, él nunca te muestra el final. Siempre es un camino de fe”. Seguir a Cristo conlleva aceptar que no hay descanso ni dejadez posible. Siempre estaremos en equilibrio inestable, dependiendo de la Voluntad de Dios y su Divina Providencia. 

¿Quién puede confiar en Dios cuando no sabemos dónde nos lleva? Pocos son capaces de aceptar con sencillez lo que Dios manda. Tendemos a estropear las cosas cuando decidimos apartarnos del camino, llenos de miedo. Nos entra el pánico escénico y preferimos escabullirnos para no ser vistos. La Madre decía: “A menos que estés dispuesto a hacer el ridículo, Dios no hará lo milagroso”. ¿Cuántas aparentes locuras nos solicita el Señor? Muchas. Ser cristiano es en sí mismo una locura inaceptable por la sociedad. Vivir como cristiano y ser honesto, nos lleva a muchos desencuentros con personas que queremos y también a padecer a quienes no nos quieren demasiado. ¿Estamos dispuestos a ello? Aunque nos duela ¿Es mejor ser fiel con el Señor o cómplice del hermano? 

Decía la Madre “El amor no es un sentimiento, es una decisión”, aunque las películas revistan al amor de “deseo y emotividad”. Amar es decidir y ser responsable de lo que decidimos. Amar es dar un paso adelante en el momento que Dios desea y que a lo mejor es en el que peor parado podemos salir. Amar es ser decir sí a Dos aunque seamos denigrados y acusados por quienes antes decían estar con nosotros. Amar es aguantar a que salga el sol, pacientemente, soportando la tormenta. Pero ser denigrado y rechazado nos da una oportunidad maravillosa para decidirnos a amar. Decía la Madre Angélica: “No puedes ir al cielo odiando a alguien. Perdona hoy”. ¿Eres rechazado? Bendito sea el Señor porque te pone delante la oportunidad para darle un sí consistente y perdonar a quien te rechaza. ¿Cómo vamos a odiar a quien nos ofrece la oportunidad de dar el sí al Señor? Perdonemos porque el camino al cielo necesita de ese perdón sincero. 

Sobre la relación con las demás personas, la Madre decía: “Aquellos que te dicen la verdad, te aman. Aquellos que te dicen lo que quieres oír, se aman a ellos mismos”. Si tu hermano te dice con caridad dónde cree que te equivocas, puedes dar gracias a Dios. Tienes un verdadero amigo, un hermano de fe. A veces preferimos irnos con quienes nos adulan y dicen defendernos, pero que en el fondo lo que quieren es complicidad. “No digas, “Si no fuera por esa persona serías santo”. No. Tú puedes ser santo a causa de esa persona”, decía la Madre y tenía toda la razón. Gracias a Dios nos encontramos con quienes nos ponen las cosas complicadas y nos rechazan. Ellos son los que nos permiten subir cada peldaño de la escalera de la santidad. ¡Gracias a Dios y a ellos! 

La fe es lo que te hace empezar. La esperanza es lo que te mantiene caminando. El amor es lo que te conduce a la meta” esta es la premisa que deberíamos tener siempre en mente. La fe, que es conocimiento y confianza en Dios, es lo que nos permite dar el primer paso. Después de cada paso, tiene que venir otro ¿Qué nos mueve? La esperanza. Pero dar pasos que nunca parecen llegar a un destino final es cansado. Siempre terminamos por sentirnos abatidos. No cabe duda que somos débiles e incapaces de seguir mucho tiempo detrás de Cristo, cargando nuestra cruz. ¿Qué es lo que nos mueve a no detenernos? El amor. Amor que es decisión. Amor que es transparentar a Dios en nosotros. 

Lo que tenemos que tener claro es que “Dios quiere que estés en el mundo, pero de forma diferente de la del mundo, para que puedas cambiarlo. Manos a la obra” ¿A qué espera? Tome la decisión ahora mismo. Deje que Dios tome las riendas. En una palabra: amar. 

Las frases han sido tomadas del siguiente link de Aleteia.org:

 

20 frases memorables de la Madre Angélica

 

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