En la mitad del mes del Sagrado Corazón de Jesús nos hemos ido a Avila, a casa, a la casa de nuestra Madre Santa Teresa, a su ciudad, a su hogar, a sus murallas… y hemos disfrutado lo indecible. ¡Qué bonito pasear por esas callajuelas y poner la mirada en esos rincones que tantas veces ella miraría…! ¡Qué gozada respirar y sentir que el alma se te llenaba de la Santa! Avila entera rezuma a Santa Teresa. La Santa está más viva en su ciudad que en ningún otro lugar del mundo y nosotras la palpábamos a cada paso y en cada rincón, en cada recodo, en cada piedra… Recorrer esos lugares acompañada de estas hermanas ha sido para mí una bendición y un acicate: era una gozada contemplar a estas piedras vivas y vibrantes, desbordantes de fuerza, de amor y de ilusión, a los pies de la muralla. Era como contemplar al mismo tiempo lo antiguo y lo nuevo y sentir la mano de Dios cubriéndonos con su sombra y acariciándonos y bendiciéndonos… El sentimiento era el de estar atravesando el Mar Rojo y estar viviendo un auténtico éxodo pascual y en lo más íntimo de mi corazón resonaba como una canción: “en espíritu y verdad… eres hija de Santa Teresa en espíritu y verdad”… Me entusiasman las fotografías al pie de la muralla: con el fondo bellísimo de la muralla avulense divisamos la muralla humana de las Samaritanas que cuidan, arropan, guardan y defienden el Corazón de Cristo. Una muralla de corazones sedientos de amar y entregarse en torno al Corazón del Sediento. Las fotografías son preciosas y reflejan con fuerza algo sustancial de nuestro carisma: el amor mutuo y la unidad. “Padre: que sean completamente uno para que el mundo crea”. Let's block ads! (Why?)
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