San Benno de Meissen, obispo.
Su "vita" fue escrita por Jerome Emser, teniendo como fuente a personas que conocieron al santo. Nació Benno en Hildesheim, y fue hijo de Federico, conde de Bultenburg. Como solía pasar, su hermano mayor, Cristóbal, fue destinado a proseguir la estirpe familiar, heredando todos los bienes y posesiones, y Benno fue destinado a la carrera eclesiástica. Así que desde niño fue puesto bajo la protección de San Bernward de Hildesheim (20 de noviembre), el cual le educó en la piedad, el amor a la virtud y al estudio.
Cuando el santo obispo estaba para morir, Benno estuvo a su lado, cuidándole como un hijo. Y cuando ya no estaba entre los vivos, Benno abandonó el mundo y tomó el hábito monástico en la célebre abadía de Hildesheim. A los cuatro años murió el abad y Benno fue elegido abad, al mismo tiempo que el monje Sigeberto. Benno rigió la abadía durante tres meses y luego pasó el báculo abacial a Sigeberto. En este tiempo el emperador Enrique III fundó un capítulo de canónigos en Goslar y quiso que Benno estuviera entre ellos. 17 años fue canónigo, siendo ejemplo de virtudes, de piedad, de ciencia y prudencia. Allí conoció al canónigo Anno, el cual llegaría a ser San Anno II de Colonia (4 de diciembre). Este influente prelado, luego que diera un golpe de Estado, coronara al pequeño Enrique IV y se proclamase regente a sí mismo, llamó a Benno y le ordenó presbítero y obispo de Meissen, siendo consagrado en Magdeburg.
Benno se encontró una diócesis complicada: clero desmoralizado y displicente, fieles indolentes y numerosos paganos que adoraban a dioses de la natauraleza. Y para colmo, los eslavos y sajones amenazando al imperio por sus tierras. Comenzó la evangelización de los alejados, a la par que reformaba al clero. Reestableció el rezo del Oficio Divino en la catedral, abandonado por sus antecesores, e incluso lo impuso cantado, al uso de la abadía de Hildesheim. Recortó rentas de sacerdotes, reorganizó la caridad, el culto y reformó los monasterios. Se enfrentó enérgicamente al amancebamiento de los presbíteros, imponiendo la ley celibataria en su sede, y también luchó contra la simonía, siguiendo la labor reformadora de San Gregorio VII (25 de mayo).
En las revueltas por el imperio, los obispos sajones se pudieron de parte de los rebeldes, frente a los obispos alemanes. Benno fue arrojado de su sede, aunque no por mucho tiempo. En este destierro evangelizó a los pueblos wendos y a los eslavos. Apenas entronizado nuevamente, el rey Enrique IV le llamó a Worms, a un Sínodo en el que buscaba deponer al papa Gregorio VII, pero apenas lo supo Benno, huyó de allí y se fue a Roma, donde Gregorio le acogió con benevolencia. Allí estaba cuando el papa excomulgó al emperador. Una leyenda dice que los canónigos mandaron a preguntar a Benno que hacer si el emperador excomulgado intentaba entrar a la catedral a recibir. Benno les mandó que arrojaran las llaves de la catedral al río Elba, prometiendo no volver hasta que el emperador cejase en su impiedad. Cuando este se rindió ante la excomunión lanzada por Gregorio VII, Benno regresó a su sede y, dice la leyenda, entrando a la ciudad, un pez enorme se elevó sobre las aguas del Elba sosteniendo en su boca las llaves, que Benno recuperó. Leyendas parecidas se pueden leer en las "vitae" de San Egwing de Worcester (11 de enero) o San Maurilio de Angers (13 de septiembre).
Otra leyenda cuenta que, estando el santo paseando y orando por los pantanos de Meissen, se distraía con el continuo croar de las ranas, a las que mandó que callaran, y estas enmudecieron. Pero cuando siguió rezando el Oficio, llegó al texto "Benedicite, cete, et omnia quæ moventur in aquis, Domino", se avergonzó y regresó al pantano y dijo "Oh, ranas, seguid con vuestro canto de acción de gracias al Señor!" Y las ranas volvieron a croar.
Benno murió en 1106. El papa Adriano IV le canonizó en 1523. Esta canonización fue protestada por el heresiarca Martín Lutero, que escribió un opúsculo contra "el nuevo ídolo y diablo que han elevado a los altares en Meissen". En 16 de junio de 1524 las reliquias fueron trasladadas solemnemente a Munich, donde se veneran en un bello relicario de plata. Es abogado de tejedores, porteros, cerrajeros y pescadores, y se le invoca contra la peste, la sequía y las lluvias torrenciales.
Fuente:
-"Vidas de los Santos". Volumen VI. Alban Butler. REV. S. BARING-GOULD. 1916.
A 16 de junio además se celebra a
San Aureliano de Arlés, obispo.
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