El Arzobispo de Corrientes pide a la Virgen que Argentina mire a los pobres y evite el narcotráfico
El Arzobispo de Corrientes, Argentina, monseñor Andrés Stanovnik, presidió la celebración de los 117 años de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Itatí, la cual tuvo por lema "Miraste con ojos de misericordia". Los estimados de la Policía local registraron más de 250 mil fieles a quienes se sumaron las autoridades civiles locales. El Arzobispo dirigió las plegarias a la Santísima Virgen en favor de la unidad de los fieles y el servicio a los más necesitados, tal y como informa la agencia de noticias Gaudium Press con información de AICA
"Te imploramos que nos ayudes a los argentinos a construir puentes de fraternidad entre todos: somos como una tierra árida llena de resentimientos, prejuicios y rencores, que clama por una lluvia mansa de perdón, de reconciliación, de verdad y de justicia", imploró monseñor Stanovnik. "Nos hemos alejado mucho de los pobres y necesitados: Danos, Madre querida, la gracia de tener una mirada misericordiosa hacia ellos y tratarlos con amor y con gestos concretos de solidaridad, antes de que ellos tengan que pedirnos una ayuda".
La jornada comenzó con el saludo a la Santísima Virgen a medianoche, en el inicio del domingo, para continuar en la mañana con la Procesión náutica por el río Paraná, donde la imagen de Nuestra Señora de Itatí se encontró con la de Nuestra Señora de Caacupé, Patrona del Paraguay. Al llegar a puerto, la procesión continuó a pie hacia la Basílica donde se celebró la Eucaristía central de la celebración. Allí el prelado oró para que los argentinos no cedan a las tentaciones como el narcotráfico. "Escucha, Madre, el clamor de tus hijos, protégelos con tu manto maternal y, al mismo tiempo, dales la sabiduría y la luz para ver dónde está el verdadero enemigo de la condición humana, el padre de la mentira, el que engaña con la promesa de alcanzar una vida feliz y segura en poco tiempo y sin esfuerzo alguno", oró.
"Tiernísima Madre, así como cuidaste a nuestros antepasados, míranos también hoy a nosotros, que humildes recurrimos a vos; enséñanos a ser verdaderos peregrinos, a bajarnos de nuestras comodidades, y aprender a caminar uno junto al otro, atentos al que está a nuestro lado, y dispuestos siempre al servicio, especialmente a los más necesitados", agregó.
"Te imploramos que nos ayudes a los argentinos a construir puentes de fraternidad entre todos: somos como una tierra árida llena de resentimientos, prejuicios y rencores, que clama por una lluvia mansa de perdón, de reconciliación, de verdad y de justicia", imploró monseñor Stanovnik. "Nos hemos alejado mucho de los pobres y necesitados: Danos, Madre querida, la gracia de tener una mirada misericordiosa hacia ellos y tratarlos con amor y con gestos concretos de solidaridad, antes de que ellos tengan que pedirnos una ayuda".
La jornada comenzó con el saludo a la Santísima Virgen a medianoche, en el inicio del domingo, para continuar en la mañana con la Procesión náutica por el río Paraná, donde la imagen de Nuestra Señora de Itatí se encontró con la de Nuestra Señora de Caacupé, Patrona del Paraguay. Al llegar a puerto, la procesión continuó a pie hacia la Basílica donde se celebró la Eucaristía central de la celebración. Allí el prelado oró para que los argentinos no cedan a las tentaciones como el narcotráfico. "Escucha, Madre, el clamor de tus hijos, protégelos con tu manto maternal y, al mismo tiempo, dales la sabiduría y la luz para ver dónde está el verdadero enemigo de la condición humana, el padre de la mentira, el que engaña con la promesa de alcanzar una vida feliz y segura en poco tiempo y sin esfuerzo alguno", oró.
"Tiernísima Madre, así como cuidaste a nuestros antepasados, míranos también hoy a nosotros, que humildes recurrimos a vos; enséñanos a ser verdaderos peregrinos, a bajarnos de nuestras comodidades, y aprender a caminar uno junto al otro, atentos al que está a nuestro lado, y dispuestos siempre al servicio, especialmente a los más necesitados", agregó.
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