Qué significa poder tener un cumpleaños
Hoy es mi cumpleaños y no me avergüenza revelar mi edad porque es un dato muy relevante. Nací el 22 de julio de 1969, exactamente diez meses antes de la celebración de la audiencia en Texas por el caso Roe vs Wade y tres años y medio antes de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos legalizara el aborto. Fui concebida cuando un violador en serie secuestró a mi madre biológica a punta de cuchillo. Ella intentó abortarme en dos ocasiones en un abortorio "clandestino", ya que el aborto era ilegal. Esta experiencia mía, tan próxima a la muerte, cambió mi vida.
Cuando conocí a mi madre biológica a la edad de 19 años ella estaba a favor del aborto y, aunque se mostró feliz por haberme encontrado, reconoció que si el aborto hubiese sido legal en aquel momento, me habría abortado.
Seis años después cambió su manera de ver las cosas y ahora celebramos juntas que nos librásemos del horror del aborto. La gente me dice: "Qué bien que tu madre optara por la vida". Pero no lo hizo. Optó por el aborto. Quienes lo hicieron fueron los legisladores provida, activistas y votantes, y ellos son mis héroes. Le debo mi vida a la ley que me protegió. A mediados de los años 60 se intentó legalizar el aborto por violación en todo el país. Norma McCorvey [bajo el pseudónimo Jane Roe en el caso que legalizó el aborto] incluso mintió diciendo que había sido violada para legalizar el aborto en Texas. Pero yo procedo de Míchigan, donde nunca se ha contemplado la excepción de la violación en la ley del aborto. Por esto, tengo un motivo para celebrar.
Soy muy afortunada porque mucha gente cuenta mi historia en todo el mundo. La gente me dice cosas que habitualmente nadie escucha, como que se sienten felices por el hecho de que yo naciera. Agradezco todas estas palabras, pero creo que todo el mundo merece escucharlas. Así que cuando tengo ocasión, o es el cumpleaños de alguien, o me cuentan historias sobre su vida, me gusta decir: "¡Feliz cumpleaños! ¡Qué contenta estoy de que nacieras!". Y la gente responde: "¡Nunca nadie me había dicho nada similar!".
Qué bonito sería decirnos estas palabras unos a otros. Mucha gente sufre la cultura del aborto y se han creído la mentira de que sus vidas no importan. Así que, por favor, digan a sus allegados lo felices que están de que hayan nacido.
Hace dos años mi madre biológica me llamó para felicitarme por mi cumpleaños y para comunicarme que mi abuela biológica había muerto ese mismo día. Nací en su aniversario de bodas y ella murió en mi cumpleaños. La había visitado poco antes y guardo el recuerdo de cantar con ella You are my sunshine [Eres mi sol]. Le dije a mi madre biológica que, aunque estaba en Massachusetts visitando a mis suegros, iba a coger un vuelo para estar con ella. A punto de colgar, ella me dijo con voz quebrada: "Rebecca, ¡estoy tan contenta de haberte tenido!". Y fue mi mejor regalo de cumpleaños.
Cuando conocí a mi madre biológica a la edad de 19 años ella estaba a favor del aborto y, aunque se mostró feliz por haberme encontrado, reconoció que si el aborto hubiese sido legal en aquel momento, me habría abortado.
Seis años después cambió su manera de ver las cosas y ahora celebramos juntas que nos librásemos del horror del aborto. La gente me dice: "Qué bien que tu madre optara por la vida". Pero no lo hizo. Optó por el aborto. Quienes lo hicieron fueron los legisladores provida, activistas y votantes, y ellos son mis héroes. Le debo mi vida a la ley que me protegió. A mediados de los años 60 se intentó legalizar el aborto por violación en todo el país. Norma McCorvey [bajo el pseudónimo Jane Roe en el caso que legalizó el aborto] incluso mintió diciendo que había sido violada para legalizar el aborto en Texas. Pero yo procedo de Míchigan, donde nunca se ha contemplado la excepción de la violación en la ley del aborto. Por esto, tengo un motivo para celebrar.
Soy muy afortunada porque mucha gente cuenta mi historia en todo el mundo. La gente me dice cosas que habitualmente nadie escucha, como que se sienten felices por el hecho de que yo naciera. Agradezco todas estas palabras, pero creo que todo el mundo merece escucharlas. Así que cuando tengo ocasión, o es el cumpleaños de alguien, o me cuentan historias sobre su vida, me gusta decir: "¡Feliz cumpleaños! ¡Qué contenta estoy de que nacieras!". Y la gente responde: "¡Nunca nadie me había dicho nada similar!".
Qué bonito sería decirnos estas palabras unos a otros. Mucha gente sufre la cultura del aborto y se han creído la mentira de que sus vidas no importan. Así que, por favor, digan a sus allegados lo felices que están de que hayan nacido.
Hace dos años mi madre biológica me llamó para felicitarme por mi cumpleaños y para comunicarme que mi abuela biológica había muerto ese mismo día. Nací en su aniversario de bodas y ella murió en mi cumpleaños. La había visitado poco antes y guardo el recuerdo de cantar con ella You are my sunshine [Eres mi sol]. Le dije a mi madre biológica que, aunque estaba en Massachusetts visitando a mis suegros, iba a coger un vuelo para estar con ella. A punto de colgar, ella me dijo con voz quebrada: "Rebecca, ¡estoy tan contenta de haberte tenido!". Y fue mi mejor regalo de cumpleaños.
Esta mañana he escrito un poema para compartir en Facebook y también lo querría compartir aquí:
Hoy nací.
Podrían haberme arrancado
del vientre de mi madre.
Su cuerpo, mi tumba.
Pero nací
porque hubo quien vio mi desgracia.
Mira, estaba protegidae
en lugar de condenada.
Hoy puedo celebrar
en lugar de odiar
al violador
y al aborto.
Cuando usted me dice
"Feliz cumpleaños"
sea consciente, por favor,
de que existo
y de que otros no están
porque no se les protegió.
Publicado en Salvar el 1, organización provida que preside la autora del artículo.
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