De la fecha en la que fue decapitado Juan Bautista
Como muchos de Vds. sin duda sabrán, celebramos hoy, 29 de agosto, la festividad correspondiente a la muerte de Juan el Bautista. Un caso singular, por cierto, el del Bautista, pues es uno de los pocos, si no el único, santo de la Iglesia del que conmemoramos tanto su nacimiento, el 24 de junio, como su muerte, hoy 29 de agosto. Ahora bien, ¿en qué fecha murió el que los evangelios presentan como el primo y precursor de Jesús?
Juan Bautista es un personaje con todas las credenciales de la autenticidad histórica, al que no sólo se refieren los evangelios, sino también otras crónicas históricas como la muy autorizada “Antigüedades judías” del historiador judeo romano Flavio Josefo, que dice sobre él.
Pero algunos judíos creían que el ejército de Herodes fue destruido por Dios: realmente, en justo castigo de Dios [a Herodes] para vengar lo que él había hecho a Juan, llamado el Bautista.
“Porque Herodes lo mató [a Juan], aunque era un hombre bueno e invitaba a los judíos a participar del bautismo, con tal de que estuviesen cultivando la virtud y practicando la justicia entre ellos y la piedad con respecto a Dios. Pues así, en opinión de Juan, el bautismo sería realmente aceptable, es decir, si lo empleaban para obtener, no perdón por algunos pecados, sino más bien la purificación de sus cuerpos, dado que sus almas ya habían sido purificadas por la justicia.
Y cuando los otros se reunieron, como su excitación llegaba al punto de la fiebre al escuchar sus palabras, Herodes empezó a temer que la gran capacidad de Juan para persuadir a la gente podría conducir a algún tipo de revuelta, ya que ellos parecían susceptibles de hacer cualquier cosa que él aconsejase. Por eso, decidió eliminar a Juan adelantándose a atacar antes de que él encendiese una rebelión. Herodes consideró esto mejor que esperar a que la situación cambiara y lamentarse cuando estuviera sumido en una crisis.
Y así, a causa del recelo de Herodes, Juan fue llevado en cadenas a Maqueronte, la fortaleza de montaña antes mencionada; allí se le dio muerte”.
Sobre la muerte de Juan el Bautista disponemos de relatos muy coloridos, todos ellos evangélicos. Quizás de todos sea en este caso el más vívido el que realiza el menos colorido de los evangelistas, Marcos:
“Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto.
Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.» Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura” (Mc. 6, 17-29, similar a Mt.14, 3-12).
Relato en el que sin embargo, como puede fácilmente observar el lector, no consta la fecha de su muerte.
Sin embargo, reconstruir los hechos para obtener un dato bastante aproximado de la muerte del Bautista no va a requerir más que de un pequeño trabajo de pesquisa exegética que no nos va a llevar ni mucho esfuerzo ni mucho tiempo.
Ya sabemos que con gran probabilidad, Jesús murió en la Pascua, vale decir en el mes de abril concretamente el día 7, del año 30 (pinche aquí si le interesa conocer en qué nos basamos para realizar esta afirmación).
Juan le precede en la muerte muy pocos meses. De hecho es apresado poco antes de la Pascua del año 29. Lo sabemos gracias a los evangelistas, pues dicho encarcelamiento marca el inicio del ministerio de Jesús. Mateo nos lo revela con estas palabras:
“Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea” (Mt. 4, 12)
Marcos con éstas.
“Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea” (Mc. 1, 14)
Y gracias al evangelista Juan sabemos que ello acontece justo en los prolegómenos de la que ha de ser la penúltima pascua de Jesús, por lo tanto la del año 29:
“Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades, [versículo de Juan correspondiente a Mt. 4, 12 y Mc. 1, 14] y mucha gente le seguía porque veían los signos que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos” (Jn. 6-13).
Sabemos que para cuando Jesús es crucificado, Juan ya ha sido ejecutado. Así nos lo cuentan sin excepción los cuatro evangelistas (Mt. 4, 12; Mc. 1, 14; Lc. 4, 31; Jn. 10, 40), lo que pone como fecha máxima de dicha ejecución el mes de abril del año 30. Un año de margen, lo que no está nada mal. Ahora bien ¿no podemos acotar un poco más?
Pues bien, sí. Sabemos que cuando Jesús ya ha comenzado su ministerio, Juan sigue vivo.
“Los discípulos de Juan le llevaron todas estas noticias. Entonces él, llamando a dos de ellos, los envió a decir al Señor: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» Aquellos hombres se acercaron a él y le dijeron: «Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?»” (Lc. 7, 18-23)
El propio Lucas nos proporciona otra maravillosa coordenada temporal, cuando sólo dos capítulos más adelante, escribe:
“Se enteró el tetrarca Herodes de todo lo que pasaba y estaba perplejo, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, que Elías se había aparecido, y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Herodes dijo: «A Juan, le decapité yo. ¿Quién es, pues, éste de quien oigo tales cosas?»” (Lc. 9, 7-9)
Lo que quiere decir que Juan es ejecutado entre los capítulos 7, en el que sigue vivo, y 9, en el que ya está muerto, del Evangelio de Lucas.
Pues bien, situemos ahora los hechos.
Antes del capítulo 7 de Lucas, a Jesús ya le ha dado tiempo de predicar por Judea (Lc. 4, 44), volver a Galilea (Lc. 5, 1), visitar Nain, en Galilea (Lc. 7, 11) y volver a casa, en Cafarnaúm, lo cual quiere decir que para el mes de julio como poco, Juan sigue vivo.
Después de la muerte de Juan, Jesús todavía cruz el lago Genesaret, también llamado lago Tiberíades o mar de Galilea, visita Betsaida, vuelve a Cafarnaúm, visita Tiro y Sidón en Líbano, vuelve por la Decápolis, vuelve al mar de Galilea, visita Magadán y Dalmanutá, vuelve a Betsaida, visita Cesarea de Filipo en Siria, vuelve a Galilea, a Cafarnaúm, y ya de camino a Jerusalén para la que es la Pascua definitiva, pasa por Samaria y cruza Judea. De hecho, en el mes de septiembre según nos relata Juan, se halla ya en Jerusalén celebrando la fiesta de las Tiendas, Tabernáculos o Sukot, momento a partir del cual Jesús ya no vuelve a Galilea.
Así que blanco y en botella, como acostumbra a decirse. Si en julio sigue vivo y en septiembre no, lo más probable es que el Bautista muriera algún día del mes de agosto, siendo así que tal día como hoy, 29 de agosto, celebramos precisamente la muerte del precursor. ¿Pura casualidad?
Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Nos vemos por aquí.
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