Pinochet, Allende, el Papa y los novios
El sí quiero de los novios no ha sido el único aspecto positivo de la visita, que ha servido también para que el pontífice refuerce su compromiso con los marginados y para que la izquierda se muestre como lo que es, la hipócrita hostigadora de la Iglesia católica, a la que exige penitencia por lo que pasó en Santiago, sea lo que fuere, mientras aplaude lo que pasó en La Habana, sea lo que fuere. Huelga decir que si la izquierda no pide la absolución para sus propios pecados es porque cree que no los tiene. De modo que equipara a los Castro con Los indios Tabajara, que son la sublimación de Los Pekenikes, como Joan Báez es la sublimación de Mari Trini.
Y, puesto en comparaciones, bueno es decir que en tanto que Dios es perdón, la izquierda es denuncia porque no sabe ser perdón. La izquierda no busca redimir al hombre, sino eliminar un modelo, el capitalista, que en lo económico genera en el hombre cierta ilusión, pues, aunque se apuntale en Wall Street, tiene como efecto positivo la paga de beneficios. O lo que es lo mismo, la semana de vacaciones en Oviedo. Frente a esta perspectiva, el comunismo propone un verano de botijos. Y una ideología sustentada en la aniquilación de la fe. Y de Estados Unidos, que ahora, además de la CIA, es Trump. Desde luego, si mi referente fuera Trump no sería de derechas, pero como es Suárez no puedo ser otra cosa.</span>
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