El fotomontaje
Quienes creemos en la vida eterna sabemos que, esté colegiada o no, la Virgen es abogada perpetua, así que no nos extraña que un cabildo agradecido la nombre también presidenta per secula. Quienes creemos en Dios sabemos de su poder de sanación, así que cuando los médicos no se explican una recuperación apuntalan nuestra convicción de que el milagro es la quimioterapia de la fe. Y quienes creemos en el arte sacro de Semana Santa dudamos de que el fotomontaje genere en quien lo contempla ganas de cantarle una saeta. Al respecto, el chico arguye en su defensa que nadie sabe qué cara tiene Jesús, y no digo que no, pero hay que dudar de que sea la suya porque ninguno de los evangelistas le atribuyen un pendiente en la nariz.
La izquierda ha hecho causa común con el muchacho. Tal vez piense que la ofensa contra los sentimientos religiosos es una tipificación penal que deriva de la inquisición, pero eso es porque desconoce que lo que ofende al católico no es el pendiente en la nariz sino la falta de compromiso con la cruz. Y su ignorancia respecto a aquello de lo que se burla. Poner en solfa el catolicismo sin entenderlo viene a ser como si un imberbe cuestionara la elección de Antonio Resines respecto a la navaja de afeitar. Cierto que también se hacen fotomontajes con símbolos comunistas y no pasa jurídicamente nada, pero hay que aclarar que Jesucristo, en palabras de Pedro, pasó por la vida haciendo el bien. Cosa que no se puede decir de Stalin.
</span>
Enviar comentario