El Anticristo
Hay padres de la Iglesia que ven en el Anticristo un personaje que descollará por su odio inmenso hacia Cristo, como el mismo Satán, bajo cualquier aspecto. Otros interpretan el Anticristo como una tendencia anticristiana, como un símbolo de la maldad, que se manifiesta a través de varias personas, poderes o sistemas opuestos radicalmente a Jesucristo o contra todo lo que signifique Dios (marxismo, comunismo).
A lo largo de los siglos se ha tratado de identificar al Anticristo con diversos personajes históricos que se opusieron al cristianismo, verbi gratia: Nerón, Calígula, Mahoma, Lutero, e incluso algún papa indigno.
Se puede considerar también como Anticristo aquel poder histórico, que actuará sobre todo en los últimos tiempos, simbolizado por la Bestia del Apocalipsis a la que el Dragón = Satán, da " su fuerza, su trono y gran autoridad", y la segunda Bestia (herejes y falsos profetas), su valiosa ayuda. Hoy día se continúa a la espera del Anticristo. No faltan personas buenas y santas que anuncian que "ya está entre nosotros".
No deja de ser curioso que a lo largo de la Historia de veinte siglos, los antagonistas religiosos se han tratado mutuamente de anticristo de buena o mala fe, cada vez que el contrario de turno se oponía a las enseñanzas del otro grupo.: Así Lutero fue para los papistas el "anticristo" y el papa lo fue para los protestantes.
Todavía hoy el comunismo ateo, las sectas en su infinita variedad, con sus secuelas destructivas para sus adeptos son la presencia del Anticristo en el mundo.
Oportuno parece en gran manera, después de lo expuesto, recordar aquí la solemne conjuración que hace en su segunda carta Timoteo a su discípulo Tito a propósito de lo que sucederá al final: "Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la sana doctrina, sino que arrastrados por sus propias pasiones se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas"(2 Tim. 4,1-5).
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN
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