Con María, el Papa respondió a las sectas
América Latina, corre el riesgo –aparentemente aminorado por la piedad popular- de quedarse en la orfandad, porque falta formación apologética que sostenga la huella de María en la fe cristiana. Por esta razón, el Papa ha hecho bien en señalar su relevancia en la identidad de las tres naciones que ha visitado: Ecuador, Bolivia y Paraguay. Supo vincular la Doctrina Social de la Iglesia con María, quien fue un agente de cambio, al rediseñar la historia, ¡la cultura!, desde la sencillez del portal de Belén.
El que a las sectas les moleste tanto la Santísima Virgen, tiene incluso un trasfondo teológico, pues se le ataca injustamente. Es como si María, en medio de tantos embates y discusiones, hiciera suyas las injusticias que sufren muchos de sus hijos e hijas a causa de la fe cristiana. La Virgen María es un lazo de unión entre las naciones latinoamericanas. De ahí que el Papa la haya hecho presente en casi todas sus intervenciones de un modo claro, comprensible. No se trata de generar tensiones o choques, sino de saber mantener la propia identidad frente a la diversidad religiosa.
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