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De la verdadera diferencia entre capitalismo y socialismo

 
 
            Muchos son los que creen, -o dicho de otra manera, se halla generalmente extendido en la sociedad-, que la diferencia entre capitalismo y socialismo consiste en que el primero no mira por los pobres y el segundo sí. Pues bien, nada más lejano a la realidad: ninguno de los dos lo hacen, o si prefieren Vds., lo hacen los dos… pero en modo alguno radica en ello la diferencia entre uno y otro, porque contrariamente, y como ya teníamos ocasión de analizar en otro momento (pinche aquí si le interesa saber lo que entonces decíamos), ambos sistemas buscan denodadamente el beneficio económico de sus empresas y de sus proyectos, ya que, cabalmente hablando, no hay proyecto viable sin que produzca beneficio en el más auténtico sentido de la palabra, o al límite de la filantropía, que no produzca pérdida, es decir, que no se consuma a sí mismo.
 
            Y bien, si no es ésta, ¿cuál es la diferencia entre capitalismo y socialismo?
 
            Pues bien dos. La primera, a quien encomienda la sociedad, o si lo prefieren Vds. a quien “permite” la sociedad, obtener esos beneficios. En el caso del capitalismo es a las personas privadas, mientras que en el caso del socialismo, es a los entes públicos, lo que por suerte o por desgracia, no quiere decir que dada la miserable condición del ser humano y la ineluctable tendencia que los sistemas socialistas han exhibido hacia su propia autocorrupción, no termine produciendo también grandes fortunas personales.
 
            La segunda que por la propia naturaleza del sistema, el capitalismo tiende a producir riqueza, mientras el socialismo tiende a producir pobreza, lo cual no es casual, sino debido a la propia naturaleza de cada uno de los sistemas y su inseparable relación con la naturaleza de las personas. Y así, mientras que en los sistemas capitalistas el interés del empresario, en este caso, la persona, se vincula fuertemente con el de la empresa, en los sistemas socialistas, el interés del empresario, el estado, la colectividad, se siente mucho menos vinculado al de la empresa. Es más, cuando como adelantamos arriba, ese interés termina por producirse, sólo tiene una vía de escape, la corrupción, el robo, el expolio del sistema, y el enriquecimiento de la persona en detrimento del de la empresa.
 
            Debería darnos que pensar que mientras todas las medidas que se arbitran en los sistemas capitalistas van dirigidas a conseguir que los empresarios no se enriquezcan en demasía, las arbitradas en los sistemas socialistas van dirigidas, por el contrario, a que el empresario, aunque este empresario sea el estado o precisamente por eso, no se empobrezca en demasía.
 
            Por último, que se busque o no el bien de los pobres, el bien de los proletarios, el bien de los parias del sistema, eso ya es cuestión de cada uno: hay empresarios capitalistas que miran denodadamente por el bien de sus trabajadores (sí señores, calro que los hay, y muchos más de los que se suele decir), y hay empresarios socialistas, vale decir estatales, que siguen igualmente desinteresados por el bien de sus parias.
 
            Identificar capitalismo con pobreza de los obreros, y socialismo con riqueza de los obreros es, como hemos intentado demostrar desde el punto de vista meramente teórico, inaceptable en modo alguno. Pero es que además, y por si no fuera suficiente, viene rotundamente desmentido por la realidad, y nadie en su sano juicio puede intentar demostrar que un obrero norteamericano, por hablar del caso paradigmático de capitalismo, sea más pobre que un obrero soviético, por hablar del caso paradigmático de socialismo.
 
            Y bien amigos, con esta breve reflexión les dejo por hoy. Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Mañana más. O por lo menos, lo intentaremos.
 
 
 
            ©L.A.
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