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Memoria 2012 de la Iglesia: cada euro se multiplica por 2,4, atiende 3,5 millones de necesitados

La Conferencia Episcopal Española presentó este lunes a los «verdaderos protagonistas» de su Memoria Justificativa de Actividades 2012 , que hace pública cada año para dar cuenta del destino de los fondos que recibe a través de la Asignación Tributaria.

El acto, que se celebró en el Palacio de Cibeles, contó por primera vez con música, documentales y hasta una «performance», además de numerosos testimonios.


Misioneros, sacerdotes, inmigrantes, profesores y catequistas explicaron en primera persona cómo cada euro que se destina a la Iglesia se convierte en una obra al servicio de la sociedad o en favor las personas más vulnerables.


«Se trata de una opción por la transparencia. No hemos querido hacer un espectáculo, sino caer en la cuenta de que detrás de esta Memoria hay personas que son el rostro de una Iglesia samaritana, que hace el Evangelio cultura, una Iglesia que celebra y transmite, la Iglesia de Jesucristo», explicó el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, el sacerdote José María Gil Tamayo, durante esta presentación en la que no faltó ni el arte ni la emoción.


Como la que arrancó a todo el público presente el padre Luis Alfonso Tapia, un misionero que ejerce su ministerio en la selva peruana. «Nosotros escuchamos a la gente y a veces también lloramos con ellos, pero estamos allí acompañándoles. No somos héroes, solo somos hombres de carne y hueso».


Las historias de vida se sucedieron a bortones, como la de las hermanas Siervas de María que cuidan a los enfermos en los hospitales cuando no tienen a nadie que pueda hacerse cargo de ellos. «Es un servicio gratuito porque la caridad no tiene precio», aseguró la hermana Mariana Blanco.


La Iglesia es una de las instituciones que más ha garantizado la cohesión social en estos tiempos de crisis. «Un esfuerzo que ha sido posible gracias a los nueve millones de contribuyentes que marcaron la X en la casilla de la Iglesia en la pasada declaración de la Renta», recordó ayer el vicesecretario de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal.


Durante 2012, la Iglesia recibió 248,2 millones de euros a través de la Asignación Tributaria. Unos recursos que suponen apenas el 25% de la financiación total de la Iglesia.


El 80% de los fondos del IRPF fue destinado a las diócesis, en concreto, 197,7 millones de euros. «Se trata de un modelo de reparto basado en la solidaridad, subsidiariedad y según las necesidades de las diócesis», precisó el gerente de la CEE.


El 20% restante se destina a pagar la Seguridad Social del clero y el salario de los obispos (18,2 millones); donativo extraordinario a Cáritas (5 millones), costes de la campaña de publicidad «Por tantos» (4,4 millones), funcionamiento de la Conferencia Episcopal (2,5), rehabilitación de templos (6,2), etc.


Auditoría externa

Por segundo año consecutivo, la memoria justificativa además fue sometida a una auditoría externa. En su escrito, la multinacional PricewaterhouseCooper afirma que «como resultado de nuestra revisión, podemos concluir que la Memoria 2012 de la CEE ha sido preparada de forma adecuada y fiable».


En 2012, la Iglesia asistió a más de 3,5 millones de personas en sus necesidades básicas a través de sus comedores, programas de promoción del empleo y centros de acogida.


En los últimos años, no solo han aumentado los centros sostenidos por la Iglesia para mitigar la pobreza (casi 400 centros más) sino también el número de personas atendidas (10 por ciento).


Siempre a pie de calle, la Iglesia ha demostrado ser maestra en la caridad dentro y fuera de nuestras fronteras. Solo entre Manos Unidas y Cáritas, -dos de las cientos de organizaciones religiosas que funcionan en nuestro país- atendieron a nueve millones de personas en 2012.


La Memoria Anual de Actividades -un compromiso de transparencia que asumió el Episcopado tras el nuevo modelo de financiación que entró en vigor en 2007- refleja que la Iglesia dedicó 48,5 millones de horas en servicio a la sociedad, una labor que de haber tenido que ser contratada en el mercado hubiera supuesto un coste de 1.933 millones de euros.


«La presentación de la Memoria no es para que digan lo bueno que somos sino para caer en la cuenta de que hay mucha gente que ayuda a la Iglesia porque sabe que su colaboración se multiplica para llegar a todos», aseguró Gil Tamayo.


De hecho, todo el trabajo gratuito que realizan a diario millones de personas permite que por cada euro que se invierte en la Iglesia, esta lo revierte por valor de 2,4 en beneficios para la sociedad.



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