Por primera vez la China comunista deja a la Iglesia Ortodoxa ordenar sacerdotes en su territorio
Por primera vez en 60 años, la República Popular China autorizó la ordenación de sacerdotes ortodoxos chinos.
Así lo anunció -según la agencia rusa Tass- el presidente del departamento sinodal para las relaciones exteriores del patriarcado de Moscú, el metropolita Hilarión de Volokolamsk, al volver de su visita oficial a China (del 14 al 17 de mayo), donde participó al 4° encuentro del grupo de trabajo chino-ruso para los contactos y la cooperación en la esfera religiosa.
El viaje se realizó pocos días después de la visita a Moscú del presidente Xi Jinping (8-9 de mayo), llegado para la celebración del 70° aniversario de la victoria soviética sobre los nazis, en cuyos actos se ha notado la ausencia total de líderes occidentales.
Después del encuentro con Vladimir Putin, Xi tuvo un coloquio con el patriarca ortodoxo Kirill, el cual elogió el valor que Pekín da “al rol de la cultura, las tradiciones y al factor moral en el formar la vida del pueblo y también en la del individuo”.
“Nuestros coloquios con la administración estatal para los asuntos religiosos (Sara) fueron muy constructivos”, refiere Hilarión, anunciando que las partes han alcanzado un “acuerdo sobre la ordenación de un sacerdote chino, que estudió algunos años en Rusia”.“Esperamos que pueda servir en Harbin en la parroquia de la Intercesión”, que actualmente se está restaurando y “donde no había ningún sacerdote”.
El 14 de mayo en Beijing, Hilarión se encontró con un directivo del régimen, Wang Zuoan, con quien “hemos convenido que otros 2 seminaristas estudiarán en Moscú, con la prospectiva de sus eventuales ordenaciones”.
“Espero que la ortodoxia en China, con la ayuda de Dios, pueda crecer”, agregó Hilarión. En Pekín también participó también en una mesa redonda con los representantes de las “religiones tradicionales” en Rusia y China y visitó una antigua mezquita en la ciudad.
Hilarión fue luego a Labardin, en la región bajo control chino de Mongolia Interior, donde reside una de las más grandes comunidades de cristianos ortodoxos en China y celebró la Divina liturgia en la iglesia de San Inocencio de Irkutsk, consagrada en el año 2009 por Michael Wang, el más anciano sacerdote de la Iglesia Ortodoxa autónoma china.
La ortodoxia en China
La Iglesia ortodoxa rusa llegó a China entre el 1600 y el 1700. Las primeras comunidades eran constituidas por rusos emigrados y residían sobre todo en el norte del país. También actualmente la mayoría de los fieles es de origen ruso y son unos 13.000 miembros, concentrados en el Heilongjiang, en Harbin, donde está la parroquia de la Intercesión; en Mongolia interior (en Labardin) y en Xinjiang (en Kulj y Urumqi).
La Iglesia Ortodoxa china recibió la autonomía en 1950, recordó el secretario del Patriarca Kirill, el diácono Aleksander Volkov, pero la Revolución Cultural anuló la presencia de los obispos y curas. Todavía hoy los fieles no tienen un sacerdote y el domingo se reúnen sólo para rezar.
Pero hay 13 estudiantes chinos ortodoxos que estudian teología en Rusia, en la Academia teológica Sretenskava de Moscú y en la Academia de S. Petersburgo.
Para las grandes celebraciones cristianas de Navidad y Pascua hay sacerdotes ortodoxos de Rusia que acuden para celebran los oficios en el interior de la embajada o de los consulados.
A fines de 2014, Kung Cheung Ming fue el primer sacerdote de lengua china que fue ordenado, pero en Rusia. Fue luego enviado a la parroquia de los SS Pedro y Pablo en Hong Kong.
La cooperación entre el Patriarcado y Pequín
La cooperación entre el Patriarcado y la República Popular China refuerza en China las reivindicaciones de la Iglesia moscovita frente a su eterno rival, el Patriarcado ecuménico de Constantinopla, que desde Hong Kong trata de tener relaciones con los fieles ortodoxos de la República popular y de todas las comunidades de del Extremo Oriente.
La “cooperación religiosa”-que de parte de China se inspira también en el reconocimiento del rol “político” jugado por el Patriarcado en Rusia- fue lanzada oficialmente en el año 2013, con Kirill recibido por primera vez por el presidente Xi, en la Gran Sala del Pueblo en Beijing.
La Iglesia Ortodoxa rusa tiene una larga experiencia en pactar con regímenes autoritarios, con mucha más facilidad que la Santa Sede, que es vista como una potencia extranjera demasiado "occidentalizante".
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