San Ricardo Reynolds, el ángel de Syon
San Ricardo Reynolds, presbítero brigidino y mártir. 4 de mayo y 25 de octubre (Todos los mártires de Inglaterra y Gales).
Ricardo nació entre 1490 y 1492 en Devon, Inglaterra. Fue un excelente estudiante de Artes y Filosofía, alumno sobresaliente de Cambridge y socio emérito del Colegio Corpus Christi, donde se graduó como bachiller en Teología. De los estudios, pasó a la vida monástica en la abadía de Sión, de la Orden del Santísimo Salvador, fundada por Santa Brígida, donde profesó en 1513. Es considerado uno de los teólogos más brillantes del siglo XVI inglés. Fue un gran predicador y compuso (aunque no se conservan) muchos sermones y tratados teológicos.
En 1534, al separarse Enrique VIII de la Iglesia, algunos de los monjes de Syon se mostraron favorables a dicha separación, apoyando que el rey inglés fuera la cabeza visible de la Iglesia de Inglaterra. En otras abadías algunos priores obligaron a todos sus monjes y a los de otros monasterios a aceptar la idea de sumisión al rey. Otros, fieles a la Iglesia, se negaron a reconocer el nuevo título del rey, y entre ellos estuvo desde el principio Ricardo, que usó su palabra y pluma para defender la fe católica.
Gracias a ello, y las denuncias de sus mismos hermanos de monasterio, el rey fijó su especial atención en la abadía de Syon y en Ricardo, el monje subversivo. Ricardo organizó en Syon una reunión entre Santo Tomás Moro (22 de junio), principal oponente del rey en su asunción de la Suprema Gobernación de la Iglesia, y Elizabeth Barton, la "Santa Dama de Kent", una mística inglesa muy conocida por sus revelaciones y escritos, condenada de "conspirar" contra el rey (habría profetizado la separación de Enrique VIII de la Iglesia Romana). Poco antes Thomas Cromwell, ministro del Rey, había visitado Syon para obtener el juramento de aceptación de la Supremacía Real de los monjes, pues le interesaba mucho al rey esta abadía por su prestigio, pero un monje fiel a la verdad católica le cerró las puertas y no les dejó pasar. Cromwell dejó dos guardas a la puerta del complejo monástico, para convencer a los monjes y las monjas, especialmente a la abadesa. Recordemos que los monasterios brigidinos eran mixtos y tanto monjes como monjas estaban sujetos a la Abadesa, que representaba a Cristo. Debían haber doce hermanos sacerdotes, como los apóstoles y 72 miembros más, entre monjas y monjes, como los discípulos. Está claro que esta numeración era simbólica y que no siempre se lograba, fuera por defecto o por exceso. Volviendo a la historia: nada lograron. Tuvo que enviar el obispo de Londres, adepto a la causa de Enrique VIII a dos clérigos para convencer a los monjes y monjas que abrieran la abadía por obediencia.
Los monjes más coherentes eran Ricardo y otros dos, apedillados Whitford y Little. Uno de los guardas de Cromwell chantajeó al primero, diciéndole que airearía sus confianzas con sus penitentes y sus escarceos (falsos, por supuesto) con varias damas, pero el monje no se arrendró. Entonces, sabiendo Cromwell que en confesión y dirección espiritual los monjes seguían indicando a los fieles y las monjas que permanecieran en la fe católica y no obedecieran la orden real, mandó tapiar la rejilla del confesionario: El uso común en este tipo de abadías era que el confesionario fuera un agujero en la pared, con una rejilla, que comunicara dos ámbitos separados totalmente. De un lado los monjes, a otro las monjas, y otros agujeros hacia la iglesia, ámbito de los fieles externos.
Luego incomunicaron a las monjas, ya que apartadas serían más fácil de convencer. Estando reunidas en el capítulo, con la presencia del obispo de Londres y sus clérigos, se les solicitó que salieran las que se oponían a la Supremacia del Rey, y se quedaran las que la aceptaban. Todas se quedaron sentadas, lo que significó su aceptación. Y es que las monjas habían sido engatusadas con la promesa de que si accedían, podrían continuar la vida monástica sin problemas. Sólo una monja, llamada Agnes Smythe, se resistió e intentó convencer a las monjas de no aceptar, impidiendo que los hombres de Cromwell tomaran el sello de la abadesa para para sellar la declaración de aceptación de la Supremacía Real sobre la Iglesia.
Finalmente, todos firmaron, salvo Ricardo Reynolds y los monjes anteriormente dichos, Whitford y Little, de los que no se sabe su paradero. Ricardo fue llevado a Tyburn Tree, en Londres. Santo Tomás Moro da testimonio de ello en una carta que escribe a su hija Margarita. Allí fue encerrado con los cartujos San Juan Houghton, San Roberto Lawrence y San Agustín Webster (los tres, a 4 de mayo y 16 de julio), priores de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholmey, respectivamente.
Por esta razón durante mucho tiempo fue tenido como un cartujo más, hasta que las investigaciones profundizaron lo suficiente como para aclarar que era Brigidino. Curiosamente, las brigidinas Beatas Ana María Erraux y María Francisca La Croix (23 de octubre), mártires de la Revolución Francesa, en Valenciennes, fueron tenidas como monjas ursulinas, por este mismo motivo.También estaba encerrado y fue mártir con ellos, el párroco de Isleworth, San Alejandro Hailes (4 de mayo). El 4 de mayo de 1535 fueron arrastrados por las calles de Londres, ahorcados, abiertos los vientres y desparramadas la entrañas, uno a uno. Luego fueron despedazados y los trozos colgados por diversas partes de la ciudad, como escarmiento. Mientras esperaban su turno, los mártires proclamaban la injusticia de su ejecución, pues eran fieles al rey, salvo en lo que atentara contra Dios y la Iglesia.
San Ricardo fue beatificado en 1929 y en 1970 por Pablo VI, junto a los otros 40 mártires de Inglaterra y Gales, cuya memoria se fijó el 4 de mayo.
Fuentes:
-"Padre mío y bueno. Margarita Moro, biografía y epistolario". EUGENIO OLIVARES. Madrid, 2007.
-"The Angel of Syon". DOM ADAM HAMILTON.
This entry passed through the Full-Text RSS service - if this is your content and you're reading it on someone else's site, please read the FAQ at http://ift.tt/jcXqJW.
Enviar comentario