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Inmaculado Corazón de María


 

 Le invito a escuchar el audio de estas reflexiones en el siguiente vínculo:

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Queridos amigos y hermanos de ReL: junto al Sagrado Corazón de Jesús, que celebrábamos ayer, hoy miramos, siempre unidos, al Inmaculado Corazón de María.

María Santísima, nos precede siempre en nuestro caminar en la fe y, particularmente en nuestro tiempo, ha ejercido visiblemente su solicitud maternal, para urgirnos en nuestro amor a Dios, para que vivamos según el Evangelio.

Una de las apariciones más importantes de la Virgen y que cuenta con el acompañamiento pastoral de la Iglesia es la de Nuestra Señora de Fátima, en la cual se apareció a tres niños pastores en Cova de Iría, en Portugal, en el año 1917.

¿Cuál es su mensaje central? Una llamada apremiante del Inmaculado Corazón de María a sus hijos descarriados.

Una de las niñas pastoras que vio y escuchó a la Virgen, Sor Lucía, declaró en 1943: “Esta es la penitencia que el buen Dios pide ahora: el sacrificio que cada persona tiene que imponerse para una vida de justicia en la observancia de los mandamientos de la ley de Dios”

Cumplir cada día con las obligaciones de nuestro deber de estado, esta penitencia quiere Dios que se la ofrezcamos a través de nuestra devoción al Inmaculado Corazón de María.

Poco después de su ingreso al Carmelo, en 1926, Sor Lucía tiene esta revelación: “Se me apareció la Santísima Virgen con el niño Jesús en sus brazos. La Virgen me mostraba su Corazón envuelto en espinas, y Jesús, señalándolo me exhortaba a tener compasión de aquel Corazón martirizado continuamente por la ingratitud humana, sin que haya nadie que lo consuele con actos de desagravio”.

Y entonces la Virgen añadió: “Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas con los que los hombres ingratos, lo hieren con sus blasfemias e iniquidades.  Tú, al menos, procura consolarme, anuncia en mi nombre que: ‘Prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para la salvación a todos los que el primer sábado de cinco meses seguidos, se confiesen, reciban la comunión, recen cinco misterios del rosario, meditándolos y con el fin de desagraviarme’. 

Y luego añadió: “Son muchas las almas que la justicia de Dios condena por pecados cometidos contra mí, por eso vengo a pedir reparación, sacrifícate y ora... y no temáis, al final mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Este es el mensaje del Corazón lleno de amor de nuestra Madre del Cielo, meditémoslo y hagámoslo vida.

Con mi bendición.

Padre José Medina

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